viernes, 24 de julio de 2015

CINE / CRÍTICA EL CUMPLEAÑOS DE ARIANE (Francia, 2014) de Robert Guédiguian



Ficha:
 
EL CUMPLEAÑOS DE ARIANE (Francia, 2014)
Título original: Au fil d’Ariane
Director: Robert Guédiguian
Interprétes: Ariane Ascaride, Jacques Boudet, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan,
Género: Fantasía
Producción : Agat films, Canal +, Cine +
Duración : 86 minutos




   



         REDESCUBRIRSE

             El realizador marsellés Robert Guédiguian con su última película “El cumpleaños de Ariane” (en francés “Au fil de Ariane”, que quizás se podría haber traducido “Al hilo de Ariane” mucho más sugerente y veraz), da un giro estilístico a su carrera de 180 grados. Y se embarca en una fantasía, muy en la línea de una Alicia en el País de las Maravillas a lo contemporáneo, que desde la sencillez de la vida va hacia el mundo de los sueños, de los deseos, de la amistad, de lo auténtico que evita el artificio.
          
            La película empieza con unas simulaciones arquitectónicas de una zona residencial muy moderna y ‘fashion’, y nos introduce ya en la soledad de Ariane que va a celebrar su cumpleaños, está preparando su tarta de cumpleaños y resulta que sus hijos y su marido no pueden estar allí. Así que decide coger su coche e irse a dar una vuelta. Y de repente un encuentro fortuito trastoca todo. Y la música nos transporta, desde la clásica (Schubert) hasta la chanson de Jean Ferrat.


           Parece que hay un punto de ruptura con la realidad, como una vuelta a una manera de ver las cosas y a la velocidad de tiempos pasados, que de repente chocan con la agresividad de los tiempos modernos. Guédiguian, un cineasta siempre posicionado en un mundo de izquierdas y en un cine social que reclama los derechos humanos, que defiende a los inmigrantes y a los desfavorecidos, se sitúa aquí en una fábula-fantasía que nos adentra en un universo suyo desconocido. Utiliza recursos (la tortuga) para romper con el plano real, introduce una manera de pensar en lo colectivo y donde los unos se apoyan con los otros. Y también muestra los sueños, los recuerdos, los deseos, los anhelos, los desencantos, los celos, y subraya cómo con la ayuda al prójimo muchas cosas son posibles.


           “El cumpleaños de Ariane” no es su mejor película, y también peca de que le faltan pinceladas en las situaciones o perfilar mejor los personajes, no tiene toda la ‘chicha’ en el asador. Tampoco ciertas transiciones tienen mucho sentido. Pero no nos preocupa, no buscamos lo trascendental, ni necesitamos que el marsellés siente cátedra. Nos encanta su particular mirada del mundo, de querer mirar la vida y sus personajes de otra manera, sin tantos prejuicios, sin tanta desgracia, sin tanto ‘postureo’, sin tanta vida de artificio. Porque Guédiguian busca la esencia. Nos encanta el papel de Marcial (Youssouf Djaoro) o el lado buscavidas de Raphaël (Gérard Meylan) y de Denis, el propietario del restaurante (Gérard Meylan), así como la presencia poética de Jack, el ‘falso lord inglés’ (Jacques Boudet). También aparece su mujer (la genial y adorable actriz Ariane Ascaride) preside el cuadro, y juega con varios actores (su habitual Jean-Pierre Darroussin, y Anaïs Demoustier) que interpretan dos papeles. Tira de actores que conoce y con los que ha trabajado con excelentes resultados. Guédiguian guiña la porque nos rompe los esquemas y porque hay algo que se nos escapa. Pero nos encanta ese punto mágico, de realismo hechizante, de utopía plausible, de ‘otro mundo es posible’. Y luego nos devuelve a la realidad, viendo que el desencanto puede reconvertirse en entusiasmo y (en revuelo y) regeneración vital. Porque la vida da muchas vueltas y hay que seguir el hilo de tu intuición. La vida siempre puede volver a sorprenderte. Y eso es lo que nos queda.

              

miércoles, 22 de julio de 2015

CONCIERTO / MÚSICA: CAETANO VELOSO & GILBERTO GIL



Conciertazos

CAETANO VELOSO & GILBERTO GIL
Martes 21 de julio de 2015
Teatro Real (Madrid) 


Foto: http://cultura.elpais.com

       El abrazo perfecto entre belleza y maestría

       Gil capitaneó un torrente de música con raíces, con historia y con mucho sentimiento. Caetano fue su hábil escudero.


               Two friends, one century of music. Así se titulaba el espectáculo que venían a presentar Caetano Veloso y Gilberto Gil, dos de los músicos más trascendentales de la música brasileña y, por ende, de la música universal. Aunque el resumen del concierto se puede resumir en una de las canciones que interpretaron: “É Luxo Só”, es un lujo solo. Por la calidad exhibida y el estado de gracia de dos músicos con un talento inagotable; y también por el precio de las entradas, un lujo lejos del alcance de todos los públicos.

            Dos amigos que se respetan, se complementan y se estiman. Que se ceden el protagonismo y se admiran. Una primera mitad del concierto con Caetano como estandarte, Gil haciendo percusiones en la guitarra en la maravillosa “Sampa” y poniendo una sonrisa de disfrute al escuchar a su cómplice. Con “É Luxo Só” Caetano, balanceó los brazos a modo de bailar samba sentado y el buenrollo escénico ya era un hecho. Con “Terra” hizo corear al público. Gustó cantando en inglés con “Nine out of ten”, en español “Tonada de luna llena”, tirando de su falsete y pasando a dos voces, y de italiano con “Come Prima”.  Sorprendió con una magnífica “Odeio” y una exquisita “Super Homem”, alternando voces y estrofas entre Veloso y Gil. Y con la sencillez y genialidad de “Eu vim da bahía”,” Coraçao Vagabundo”.

Ya colaboraron en los 60, en plena creación del movimiento tropicalista dando forma a ‘Tropicália’ (1968). Su segundo parte, ‘Tropicália 2’ no llegó hasta 1990, que contiene esa joya “Desde que o samba é samba”, primer bis de la noche. Caetano estuvo en su sitio pero no deslumbró como el Gilberto Gil, plétorico, hechizado, hechizante. Los dos baianos (naturales de Salvador da Bahia), conquistando Madrid. 

                         

Y es que Gilberto Gil lideró el dueto gracias a una alegría y a un estado de gracia e inspiración deslumbrante. Tocó el violão magistralmente, con brío, tempo y  energía; y luego sacando a su voz matices delicados, matices graves, misticismo, ha. Pero sobre todo una inmensa alegría y gratitud. Nos olvidamos que fue ministro de Cultura con Lula, porque lo que importa es que se transforma en el escenario y se le ve portentoso, inspirado y disfrutando. Su “Não tenho medo da norte” a capella, con la sola percusión de la guitarra, un canto espiritual y religioso, solemne y sentido fue algo grandioso y emocionante. En solo, bordó “Drão”, el bolero “Tres palabras”, “Expresso 2222”, una excelsa “Toda menina” que coreó el público. En la recta final ambos, liderados por Gil, supieron dar luz a cuatro joyas como “Sao João Xangö”, “(Nossa gente) Avisa lá” (de su disco conjunto ‘Tropicália 2’), “Andar com fé” y “Filhos de Gandhi”.  

Luego nos regalaron tres bises (la mencionada y “A Luz de Tieta” inclusive) que hicieron las delicias de un público entregado a semejante exquisitez musical en estado puro. En definitiva, fue un lujo ver al desnudo, sólo con voz e violão a dos de los grandes músicos universales. Esta vez fue Gil el capitán, pero Veloso estuvo a la altura, aunque paso a un segundo plano tras interpretar su repertorio en la primera parte, pero siempre con el encanto de los astros. Todo un gozo de talento, maestría y belleza.




viernes, 17 de julio de 2015

Teatro Crítica 'Verano Chéjov'



TEATRO / CRÍTICA

VERANO CHÉJOV
INTÉRPRETES: María Pastor, Felipe Andrés y José Bustos.
Una INICIATIVA de: M.Pastor-F.Andrés-J.Bustos EN COMPAÑÍA
Con la COLABORACIÓN de Teatro GUINDALERA y la SUPERVISIÓN de JUAN PASTOR
Teatro Guindalera (Madrid) hasta el domingo 19 de julio de 2015




             Estrenada el verano pasado ‘Verano Chéjov’  es una pieza basada en tres fragmentos de obras del dramaturgo ruso (centrada en ‘La petición de mano’ principalmente; de la que interpretan su parte final en la recta final de la obra). Se trata de una pieza que rompe la barrera natural entre el actor-espectador y que casa elementos tan acordes como teatro y música. Chéjov con casting-intermedios musicales de Cole Porter y la habanera.  Debido a su éxito ha vuelto este mes de julio a la cartelera del Teatro Guindalera, un teatro de referencia y calidad en la escena alternativa madrileña.

            Es una pieza que rompe esquemas, que sorprende, sin seducir del todo en un primer momento. Tiene chascarrillos a veces un tanto forzados. Pero los tres intérpretes y con la intervención de dos participantes de un taller de teatro (que se ha celebrado en paralelo a las representaciones) brillan y logran captar el pulso narrativo. Chéjov juega con los dramas vitales: la soledad, la familia, la pareja, desde un punto de vista desolador a veces, pero también con una mirada profunda que permite. Y dentro de ese desencanto radica un encanto de lo humilde que es lo que destaca en este Verano Chéjov’, la interpretación y el texto. La excusa es un casting teatral, para interpelar al público y meterle en el ajo, tutearle. Jugar y bromear con elementos escénicos.

            Los puntos fuertes son unos textos muy vivos, que hablan de las pasiones, temas siempre actuales pese a que daten del siglo XIX. Textos de un autor fundamental en el teatro. La pieza está hilvanada de una manera muy natural, incluyendo elementos actuales y frecuentes de nuestra realidad. La imagen del teatro en la sociedad, la dificultad de ser elegido y tener éxito, vivir bajo la sombra de tu mujer (o de tu hombre), la rabia y el carácter difícil entre los sexos, las disputas y la inocencia. Y es que este ‘Verano Chéjov’ sin llegar a ser redondo, pero si divertida, entretenida ágil y sobre todo soberbiamente interpretada, crece en ritmo y acaba en un desenlace a tres de la escena final de ‘La petición de mano’. Y es que el mérito está en el cuadro de actores: María Pastor es soberbia, en ese papel de provinciana despistada y desaboría o de campesina rusa con carácter brutal, José Bustos como director que lleva la batuta e impone el ritmo o Felipe Andrés con su deje abandonado y descuidado, como hombre sumiso y pusilánime. Y esos dos alumnos del taller que intervienen súbitamente como si fueran público normal (seguramente rotaran). Algo refrescante, chispeante para abatir este calor. Se divertirán. Y sobre todo verán en juego al gran Chéjov y a un elenco de actores estelares. La grandeza de las pequeñas cosas.