miércoles, 26 de octubre de 2016

MÚSICA / DIRECTOS Holy Fuck, Gustavo Redondo y Moreno Veloso




                             Gustavo Redondo fotografiado por Alejandro del Estal


                                      Holy Fuck @Caracol J 6 Octubre de 2016

  
De Holy Fuck, Gustavo Redondo y Moreno Veloso (y la música resuena después)
      
Una de las cosas que más me ‘pirran’ del mundo es ver música en directo. Es otra dimensión, porque cuando todo se alinea el resultado es absolutamente mágico. Y uno que puede permitírselo va a todos los conciertos que es capaz. Aunque cada vez me reconozco más selectivo. No me conquista cualquier cosa, si bien sé ver la calidad dónde la hay, aunque el resultado global no me encandile.

            En las últimas semanas me he perdido auténticas joyas como Michael Rother tocando Neu! en la sala Joy Eslava, o Maika Makovski con el Quartet Brossa en el Teatro Lara. Pero me han sorprendido tres conciertos por tres razones distintas que quiero explicar más adelante.


            Los canadienses Holy Fuck me ‘volaron’ la cabeza cuando les conocí, con su tercer disco, ‘Latin’ (2010): Tuve el placer de verles en el Primavera Club de Barcelona ese mismo año cerrando el festival en la sala Apolo, y me  quedé atónito por su capacidad orgánica pese al uso de samplers y mil aparatos electrónicos, y por esa manera de transmitir que tienen complicidad entre ellos, que lo viven, y que quieren conectar con el público. En la recta final cayó “Lovely Allen”, convertido ya en clásico de la banda y que ha sido sintonía de alguna publi. Pues bien, el jueves 6 de octubre presentaban su cuarto disco ‘Congrats’ (2016) en el concierto inaugural del festival Villamanuela. Aparte de la buena compañía que tenía,-que eso ayuda-, fue una noche memorable. Lo dieron todo y nos hicieron volar y bailar con sus ritmos sintéticos, con toda esa artillería de batería, bajo, loops, reverbs, efectos de voz. Todo con un tamiz puramente instrumental: jugando con los límites de los géneros, una electrónica con muchos elementos libres en una capa muy rock. Bailables y capaces de llevarte adonde quieras ¡Apabullantes!

                
                  Gustavo Redondo fotografiado por Alejandro del Estal

            Ahora llega el momento de apelar a nuestra cosecha. Porque aunque en nuestro país nos queramos poco, tenemos mucha riqueza cultural. Es una pena comprobar día tras días cómo no sabemos ver el talento que tenemos a nuestro lado, siempre buscando lo brillante fuera, como ciegos a lo de aquí. Un complejo que dice mucho de nuestro querer, de la envidia y de la cultura del ‘trepa’ y del pícaro. Pues bien, quién quiera ver las joyas que tenemos se deleitará mucho más y se sentirá mejor consigo mismo, con su salsa, y en su salsa. Una de estas joyas musicales de la que deberíamos presumir es del músico Gustavo Redondo (compositor, cantante, guitarrista y pianista), que el pasado sábado 15 de octubre presentó en la sala Costello de Madrid su primer disco en solitario ‘Vacaciones en el campo de batalla’ (Retrológico, 2015). Estuvo rebosante de energía, en un formato trío que funcionó a las mil maravillas. Redondo compone muy buenas canciones, que beben del pop más melódico pero que desprenden la fuerza del rock. Demostró garra en sus solos y estuvo pletórico. La puesta en directo del trío fue precisa, radiante y rotunda. Le acompañaban Ricardo Estebán (bajo) y Pascual Monge (batería) demostrando un altísimo grado de profesionalidad con tan solo dos ensayos previos al concierto. Recuperó cuatro canciones de su ex banda Los Pedales: de la que resultó arrebatadora “La máquina del tiempo”, “Dejarme llevar”,  “Me vendiste (la moto)” y “Efectos del pánico”. En mayo de este año colgó como novedad en su bandcamp la canción “Las horas frágiles”, que apunta lo que será su próximo disco ya mezclado y masterizado: un disco instrumental, íntimo, con muchos pianos, grandes melodías y armonías, que proyectará a Redondo donde debe estar. Seguramente le valorarán más allá de nuestras fronteras.  Esperamos tener noticias suyas pronto y que nos dé muchas alegrías musicales.



     
     De izquierda a derecha: Moreno Veloso, Pedro Sá y Luana Carvalho.

            Y no hay dos sin tres. Nos vamos a otra sonoridad totalmente distinta. Casi desapercibido desembarcó en el Contraclub el pasado jueves 20 (tras muchos años sin visitar Madrid) el brasileño Moreno Veloso, hijo de Caetano Veloso. Y lo hacía dentro de un ciclo amparado por el ciclo de una rica cerveza industrial. Venía acompañado de un trío, entre ellos el virtuoso guitarrista Pedro Sá, y de la magnífica vocalista Luana Carvalho (hija de la vocalista Beth Carvalho). Su último disco hasta la fecha es ‘Coisa boa’ (Luaka Bop, 2014), una delicia de bossa, con pop y con muchos timbres del folclore brasileño, tal y como mostró en directo. Tras su trío con Kassin y Domenico (con Moreno +2, Domenico +2 y Kassin +2) ha emprendido varios proyectos. Es un músico activo, singular, que derrocha luz, ritmo, sensibilidad y mucha alma como pudimos comprobar. Recuperó canciones del disco “Music typewriter”: las deliciosas “Deusa do amor” o “Arrivederci”. Y nos entusiasmó con la versión de “Naoidentificado” de Gal Costa. "Música bonita" decía la camiseta de Moreno, y así es. Nos fuimos a casa más alegres de lo que llegamos. Porque sí, ese es el poder catártico de la música.


            Músicas diversas que alumbran nuestro espíritu, que iluminan nuestro vivir. Porque la música resuena después, nunca se agota.

                                 
                                        
                   "Coisa boa" de Moreno Veloso @Contraclub J20N 2016 by Vorágine tv