Coincidiendo que hoy actúa Julio de la Rosa en la sala El Sol de Madrid publico una entrada sobre él.
En enero publicó su último disco, 'Pequeños Trastornos Sin Importancia' (Ernie Producciones) y su nuevo libro 'Peaje' (Tropo editores). El músico jerezano viene pisando fuerte. Es un artista multidisciplinar. Músico, escritor, realizador de videoclips,... Fue nominado al Goya a la mejor banda sonora 2013 por la película Grupo 7.
Charlar con Julio es un placer porque es alguien vivido, de estas personas que estimulan la conversación, qye gustan de matizar, de ir más allá o simplemente de decir las cosas como las siento, con sinceridad implacable.
Publiqué entrevista a Julio en el número 131 de El Duende del 15 de marzo de 2013 pero fue un extracto de lo que dió de sí la entrevista. Y como la entrevista con él fue jugosa, la reproduzco aquí íntegramente.
Charlar con Julio es un placer porque es alguien vivido, de estas personas que estimulan la conversación, qye gustan de matizar, de ir más allá o simplemente de decir las cosas como las siento, con sinceridad implacable.
Publiqué entrevista a Julio en el número 131 de El Duende del 15 de marzo de 2013 pero fue un extracto de lo que dió de sí la entrevista. Y como la entrevista con él fue jugosa, la reproduzco aquí íntegramente.
1.- La música es tu principal vehículo expresivo ¿no?
Julio de la Rosa: Lo es. Me resulta el más inmediato. Coges una guitarra y sale
algo que podría ser una experiencia estética. La música es esotérica, no se
sabe de dónde viene, ni a dónde va. Es una puta vibración que te transporta: es
magia.
Sin embargo, tienes más extensiones de ti mismo ¿te sientes
cómodo en ese maremágnum (poesía, realización audiovisual (videoclips),
narrativa..) de terrenos creativos?
Me siento cómodo mientras me sienta cómodo con lo que presente
en público. Con lo último que me he atrevido ha sido con las fotos del disco,
que las hice por diversión, como todo lo que hago. Pero es que estoy en una
profesión en la que, para bien y para mal, tienes que divertirte trabajando. Y
bueno, me aburre hacer todo el tiempo lo mismo. Si hago la banda sonora de una
película, prefiero meterme a hacer otra cosa antes de que me llegue otro
encargo. Si termino una colección de canciones y cierro un nuevo disco, lo que
menos me apetece es levantarme al día siguiente y coger la guitarra para hacer
otra canción. Así que me pongo a hacer una novela. Si, al atreverme con algo,
el resultado creo que es ‘compartible’, lo hago público.
2.- ¿La literatura constituye también una forma de vida para
ti?
En el sentido de vivir de ello, no. Pero las palabras las
considero muy importantes para la vida; en ese sentido, sí.
3.- Tus videoclips no dejan indiferente y tienen mucha fuerza
visual ¿Es otra forma que tiene de la Rosa para contar historias?
Supongo que sí. Es una manera de completar la canción, al fin
y al cabo, ampliando el significado de la música y de la letra con nuevos
significantes.
¿Cuáles son los recursos que más te enganchan del lenguaje
audiovisual, lo que más te atrae?
La inmediatez de una imagen. Tres segundos de música, o de
palabras, no dan para mucho. Tres segundos de una imagen pueden ser una
bomba.
4.- Julio de la Rosa ¿Se siente más músico, realizador o
escritor? ¿O todo a la vez?
Empecé haciendo música y, al fin y al cabo, vivo de hacerla.
Así que me considero más músico que otra cosa.
5.- ¿Qué historias te llaman la atención?
Las relaciones personales en las que se confunden la realidad
y la ficción de cada uno. Eso de que cada cual ve lo que quiere - o puede -, es
algo que me intriga mucho. Las realidades parciales. Lo inaccesible de ‘lo real’,
que decía el filósofo aquel.
¿Qué te incitó o llevó a contar historias?
No lo sé. ¿Por qué se hace lo que se hace? ¿Vanidad o generosidad? ¿Necesidad de aprobación o de
búsqueda interior? Las realidades son demasiado parciales, ya digo; cada cual
con su juicio. Supongo que lo que me incitó es el no llegar a entender
demasiadas cosas.
6.- ¿Cuál es la dificultad mayor a la hora de enfrentarse con
la palabra (ya sea en letras, poemarios o en una novela breve)?
Que la palabra está demasiado intelectualizada, demasiado
filtrada. Es un lenguaje, y como tal, vehículo de otra cosa. Lo importante es
esa otra cosa. Hay que ser muy preciso, y a veces muy poco, para llegar a
transmitir lo que quieres transmitir.
7.- ¿Te gusta el prisma del observador como José Tudela en tu
novela breve ‘Peaje’ (Tropo ediciones, 2013)?
Creo que la observación es algo muy interesante. También algo
muy enriquecedor. Si uno quiere tomar decisiones propias, claro. No se puede
ser uno mismo con los puntos de vista de los demás.
8.- ¿Qué hay en ese lenguaje interno, en esa intuición y
necesidad de ver a los otros..?
Una necesidad de autodeterminación del protagonista, a la
manera de ese cuentecito de autoayuda que era el Barón Rampante, de Italo
Calvino. Aunque desde las antípodas, claro. A partir de ahí, dar un paso más
allá: Haz caso a tu intuición porque es lo último que te queda para aferrarte a
tu cordura. Al confirmar el protagonista sus intuiciones sobre los demás, el
lector queda más en paz consigo mismo: el protagonista no está loco, yo
tampoco.
9.- En tus letras de canciones, especialmente en ‘Pequeños
trastornos sin importancia’ (Ernie Producciones, 2013) hay mucho de amor, pero
sobre todo de desamor (de batallas perdidas, de sabotajes, rabia, celos,
mentiras, maldiciones, sufrimientos, trampas, de duelos, de derrotas y pocas
victorias).
Lo has captado (risas).
¿El amor saludable lo dejas para el final? ¿Son esas letras
el reflejo de una sociedad esquizofrénica?
Sin duda. Mira, yo quería contar una serie de relaciones
trastornadas. En un mundo en el que la política, la economía, la ética… todo,
está trastornado, es muy difícil tener relaciones saludables con los demás. Así
que quise contar todas esas relaciones pervertidas para, al final, en la última
canción, recordar que existen otros modos de hacerlo. Es un disco enfermo de
afectividad negativa en el que, en realidad, estoy abogando por la positiva.
10.- ¿‘Pequeños trastornos sin importancia’ tiene algo de liberador, a pesar de la densidad, del
dolor, de todas las catástrofes pasadas…?
A eso me refería, sí. Es un disco lleno de vida, a pesar de
lo enfermo, y creo que el poso que deja es ése, o al menos ésa era la
intención.
11.- En ‘Peaje’ aparece una mirada crítica necesaria para
sobrevivir en este mundo, un tono de humor necesario, mucho de sátira y
sarcasmo, un punto como de vuelta de todo del protagonista, de relativizar la
vida… ¿A quién querías retratar en el fondo? ¿A un tipo normal que se cuestiona
a sí mismo y se rebela contra su entorno?
No quería más que retratar a ese Jose Tudela, que no sé quién
es pero quería conocerlo. Me planteé hacer un libro de retratos y necesitaba un
hilo conductor. Decidí que un trabajador de un peaje podría serlo y, al darle
vida en cada página, fue convirtiéndose en alguien. Alguien ajeno a mí, pero a
quien estimo, la mayoría de las veces. Otras no. Supongo que quería retratar a
un don nadie que sí que es alguien: mucho más alguien que los que son alguien.
¿Tiene algo de novela postmoderna? ¿Me recuerda en cierto
sentido a Houellebecq?
No me entusiasma demasiado ese señor. Pero si tenemos puntos
en común, bienvenidos sean. Lo de las comparaciones no dejan de ser realidades,
y como tal, parciales, como decía; así que, de nuevo, allá cada cual con lo que
piense. Tampoco sé lo que es una novela postmoderna; ni me interesa, a colación
de lo mismo.
12.- Tus vídeos, como “Maldiciones comunes”, representan esa
realidad punzante muy directa… ¿Qué es lo que te sirve de punto de partida? ¿En
qué te basas, fundamentas a la hora de elaborarlos?
El punto de partida siempre es la letra de la canción, y en
función de esa letra y del ritmo y el tempo que lleva la canción, empiezo a
pensar. A partir de ahí, juego al ‘qué podría pasar’ si sobre la canción pongo
esta serie imágenes o, en cambio, aquellas otras. La letra de esta canción es
todo odio y rencor, una serie de maldiciones despechadas de ésas que tanto
gustan en el imaginario de la cultura popular, de ahí el nombre; de ahí y de la
ristra de maldiciones gitanas que busqué para inspirarme. Al ser una canción
muy bailable, al principio pensé en un baile que torna en pelea. Y mientras le
daba vueltas a esto con Marina, mi pareja en el video y fuera de él, nos dimos
cuenta que lo más efectivo era, simplemente, darnos de hostias.
13.- Has jugado con temas delicados en nuestra sociedad,
sumisión / dominación en la pareja, prácticas sexuales no muy generalizadas, la
violencia entre hombre y mujer…
¿No te inquieta que el público se quede en la primera
impresión, en la apariencia rompedora y no vaya al fondo de lo que quieras
decir?
El caso es
ése, sí, que no hablo de nada de lo que parece. Me sirvo de ciertas cosas para
hablar de otras. La intención es provocar en la acepción de mover a pensar, no
en la de irritar. No puedo hacer nada al respecto. Está fuera de mi alcance lo
que piense cada uno. Yo quería hablar de ello y tenía que poner ciertas cartas
sobre la mesa. Ciertas cartas que se convierten en espejos, al enfrentarlas a
un público. Es muy triste que la gente se censure a sí misma. Como decía Buñuel:
‘podrán quitarme lo que quieran, pero jamás podrán secuestrar mi imaginación’.
Es el último reducto de libertad que tenemos, y somos nosotros mismos los que
nos dedicamos a censurar la imaginación de nuestros semejantes (y la nuestra). El
poder está consiguiendo su objetivo: que seamos policías de los demás. La gente
cada vez está menos acostumbrada a pensar. Vamos demasiado rápido. Es una
consecuencia de la sobredosis de información imperante, pero también
consecuencia de las redes sociales. Mirar y juzgar son dos gestos no separados
por más de diez segundos. La portada de mi disco hay que mirarla un poco más para
llegar a entenderla. Afortunadamente, creo que la mayoría de la gente lo ha captado
e incluso se ha reído mucho, que era la intención. ¿Qué es un trastorno? Nadie
se escandaliza habitualmente al ver el horror, la tortura, etc, en el cine o en
el arte contemporáneo, pero parece que la iconografía del pop y del rock es muy
pobre a este respecto. Y lo peor de todo, como decía Haneke en una entrevista
reciente: si trivializas la violencia y la conviertes en un producto de consumo
cínico, como hace Tarantino, nadie se ofende e incluso se consume con gusto. Si
planteas una serie de preguntas para ver si llegamos a alguna parte, piensan:
‘cuidado, este tipo es peligroso’. Es patético.
14.- ¿Qué historias te quedan por contar? ¿Cuáles son las que
más te apetece contar?
Uf, ni idea. Aunque creo que me apetece hacer algo muy
alegórico. Creo que le estoy cogiendo el gusto, y en parte gracias a estos
juegos de imágenes que he hecho para acompañar mis canciones. Llevo ya varios
discos llamando a las cosas por su nombre. Pero vete tú a saber, al final, qué
hago.
Las fotos son de Marina Guilarte