martes, 15 de junio de 2021

OPINIÓN / MÚSICA El nuevo latido de la música clásica

 






El nuevo latido de la música clásica

 

La música clásica rejuvenece en manos de jóvenes intérpretes, de pianistas como Daniil Trifonov o Igor Levit. Es un género que posee un enorme valor histórico y musical. Un lavado de cara, dejar de lado el rollo estirado de sus formas y conectar con nuevas audiencias le permitiría un resurgir necesario.

           

            Por Andrés Castaño

           

La noche del pasado martes el concierto de Igor Levit dentro del ciclo de pianistas de la revista Scherzo me devolvió alguna esperanza en un nuevo renacer de la música clásica. No en las obras y compositores, que son clásicos y sus obras datan de siglos, excepto en el caso de la música clásica contemporánea, más vanguardista y por ello más compleja e inaccesible a todo tipo de públicos. Pero sí en cuanto a la conexión de los intérpretes con el público. Y su función de acercar la música a nuevos públicos.

Igor Levit ofreció un concierto sublime interpretando las tres últimas sonatas para piano de Ludvig van Beethoven de manera impecable en técnica y desbordante en pasión y emoción. Incorporando las maneras de la música popular: cierto histrionismo, gestos, algún zapateo, y mucha expresividad que se agradece en un mundo bastante hierático, poco dado a sobre gestos, a exageraciones, por pudor o por mantener las formas. Igor Levit representa, entre otros jóvenes pianistas un soplo de aire fresco, una esperanza. Gracias a la invitación de mi madre pude disfrutar de semejante espectáculo de primer orden, y también le agradezco su capacidad para  sorprenderse con novedades, como la que aporta Igor Levit.

La música clásica hace tiempo que permanece en la ortodoxia. En lo canónico. Pero de pronto parece que se abre la puerta a la esperanza, al cambio. Esa nueva brisa, sopla bajo los aires de una nueva generación de músicos. El primero quizás fue James Rhodes (46 años), con el impacto mediático que supuso, y del que valoro su coraje para escribir Instrumental, su pasión y su manera de divulgar la música clásica entre el gran público ya fuese mediante sus conciertos, introduciendo cada pieza que interpreta, con sus columnas en la prensa escrita o en televisión. Aparte de su posicionamiento y movilización contra el abuso infantil. No es casualidad que Rhodes también fuera de los que aplaudieran y se levantaran para alabar la maestría de Levit en la sala sinfónica del Auditorio Nacional de Música.

He visto en este 2021 en directo a dos pianistas de menos de 35 años, el ruso Daniil Trifonov (30 años) y Igor Levit (34), nacido en Rusia pero nacionalizado alemán, suponen un revulsivo y una brizna de aire fresco al anquilosado aire de la música clásica, repleta de tótems, de intocables, de muchas imposturas y de unos dogmas férreos que impiden una mayor amplificación.

Mi amiga Andrea Farré, melómana de pro de música popular, y desde hace años de música clásica, me decía que la música clásica tiene tanta fuerza para disfrutarla tal cual. Sin necesidad de acercarse por ese nuevo clasicismo, de fusiones con la electrónica, que encumbraron pianistas como Ólafur Arnalds, Peter Broderick, Max Richter, John Hopkins o Dustin O’Halloran, o de la española Marta Cascales Alimbau, entre muchos otros. En ese nuevo clasicismo que dibujó tan bien el periodista Javier Blánquez en su libro digital Una invasión silenciosa. Cómo los autodidactas del pop han conquistado el espacio de la música clásica, editado por Capitán Swing en 2014.

Resulta que frente a tendencias más contemporáneas, la clásica puede conectar con nuevas audiencias si se busca esa historia, si se muestra el lado más didáctico, cercano, inmediato pero sublime de las obras. Y luego se profundiza en el más complejo de obras y compositores. Si los intérpretes se acercan al público fuera de esa aureola de postín, de carácter impoluto y sagrado. La música clásica es sacra, sí, pero también no es puro intelecto. También se disfruta con los sentidos y llega de manera primaria al oyente. Ahí es donde pianistas como Trifonov, Levit, Rhodes, María Linares (20 años), Mar Valor (21 años), o Javier Perianes (42 años) conectan con nuevas audiencias por cercanía, por adoptar las maneras del concierto de música popular, con el respeto del silencio, sí, pero adoptando formas más distendidas fuera del hermetismo del entorno clásico. El futuro está ahí, y también suena clásico.