martes, 7 de diciembre de 2021

TEATRO / CRÍTICA TEREBRANTE de Angélica Lidell


Fotos: Julio Gallegos (c).

      

TEREBRANTE

Texto, dirección, espacio y vestuario: Angélica Lidell.

Intérpretes: Angélica Lidell, con la participación de Saité Ye, Gumersindo Puche y Palestina de los Reyes.

         Teatro Auditorio San Lorenzo del Escorial

         Domingo 28 de noviembre de 2022

        

         EL DOLOR COMO REVULSIVO

 

         Por Andrés Castaño

 

         Angélica Lidell hace años que vuela libre y a su aire, creando desde donde le sale de los ovarios. Generando su propio recorrido sin aspavientos, elaborando una magia escénica con toda su sustancia. En esa trayectoria, el ejercicio de esa libertad le lleva a buscar en los márgenes de lo escénico, a provocar al espectador, a jugar al impacto, a salirse de lo establecido y jugar con un imaginario rico en representaciones. Gusta e impacta, conmoviendo y enmudece allí por donde pasa. Signo de ello es que este montaje es una buena coproducción del festival Temporada Alta, el CDN Orléans / Centre Val de Loire, ERT Emilia Romagna Teatro Fondazione e IAQUINANDI.

         Terebrante se mueve en la acción, en lo iconográfico, en el mundo de las pulsiones y de los placeres dionisiacos, en el poder del inconsciente más mordaz y arrebatador. El foco no está en lo textual. Solo cuenta con unos breves textos, proyectados en la pantalla del fondo del escenario, escritos a raíz de declaraciones de Manuel de los Santos Pastor, El Agujetas. Buscando las causas, la raíz del flamenco en el dolor, en todo ese quejío que surge de lo vivido, de lo llorado, de lo dolido, de lo jodido. La creación tiene ese texto inicial seguido de un momento glorioso con la Lidell poniéndose unos zapatos y taconeando con las bragas bajadas. En una especie de coña cómica, prueba de fuego para no romper la lencería. Luego fuma en escena, y prolonga ese fumar al culo y al coño. No hay filtros, no hay límites. Lidell en su salsa, a su bola.



         Luego conjuga una imaginería nutrida, de corte iconoclasta, que exhibe cierta sorna y burla, donde angelitos, una bandera con un parecido a la Palestina y el revuelco de la propia Lidell en la bandera, guitarras, cuelgan sobre la escena o se estampan. Podríamos decir que Lidell roza el surrealismo o simplemente que lo atrapa por momentos. Su poder escénico es indudable. Aunque no sea vea un hilo conductor, está la causa del flamenco, la raíz de la seguiriya, por lo que tiene de oscuro y trágico. Hay algunos paralelismos con El Agujetas, aparece en escena una mujer oriental, el cantaor tenía una mujer japonesa; el cantaor también empinaba el codo de una manera excesiva, Lidell se vierte botellas y botellas de vino, cerveza y destilados, dándole algún lingotazo entre litro y litro que corre por su cuerpo. Exuda excesos, sin contención, queriendo atrapar esa esencia de la causa, de la creación. Sorprende ese momento de quietud barroca con un contratenor sentado, cantando divinamente, como arropado por ella ¿Mística ante la decadencia? ¿Belleza y barbarie al mismo tiempo?

         Con Lidell la estrategia es dejarse llevar, sorprender, impactar. No tiene mucho sentido buscar una lógica lineal. La provocación en ella reside en la interpretación del acto en sí, ella se ubica al margen del eje decoroso / indecoroso. Su juego consiste en saltarse las normas, en epatar, impactar más allá de lo que sea correcto o no. Sale a la vista su espíritu punk, su capacidad para estirar la representación y darle una vuelta a lo explícito, llevarlo a lo extremo, a lo excesivo, a la reiteración, a lo explosivo. En ese recurrir a imágenes concisas y precisas, repetirlas y coreografiarlas, exponerlas de una manera clara, hay una intencionalidad, desde luego, pero el espectador no llega siempre a desvelarla. El final es una orgía dionisiaca, un chorreo de alcohol, un estallar etílico, con un pequeña altar al cante, silla, flores mediante. Todo ello converge en un momento fin de fiesta por todo lo alto bailando Blondie, y luego con un bis del “Laberinto de Amor” de Camela no puede ser más de feria. Terenebrante, como una mezcla entre lo tenebroso del alma y el quebranto, el dolor más hondo. Vida vivida hasta el límite.








viernes, 22 de octubre de 2021

CINE / CRÍTICA / QUIEN LO IMPIDE de Jonás Trueba

 




 

         LA JUVENTUD COMO REVOLUCIÓN

 

         Quién lo impide es una canción del músico donostiarra Rafael Berrio. En el que habla de un/a quinceañero/a y de toda esa energía para comerse el mundo. De viajes y caminos posible. Es una canción cargada de posibilidades. Quién lo impide también es la última película (documental) de Jonás Trueba, basada en una inmersión en un grupo de adolescentes hasta que cumplen 18 años, votan y atraviesan una pandemia. Parte de varios proyectos, Tú también lo has vivido, Sólo somos, Si vamos 28, volvemos 28 y Principantes anteriores estrenados en 2018. De los talleres de cine que Trueba ha hecho con chavales. Aunque la semilla también estaba en La Reconquista (2016), pero ahí el foco estaba en la ensoñación, lo idílico y lo nostálgico y desde la ficción. Trueba lo presenta como “cine inmersivo en la vida adolescente”. Una manera de aproximarse de cerca a esa época tan reveladora, cambiante y definitiva de hacerse mayor, de tomar dimensiones del mundo, de la realidad, cómo enfocar los sueños y comenzar a tomar decisiones. Sólo por esa ambición el proyecto ya merece la pena. Y los resultados no sólo son logrados sino que además consigue una mirada única, honesta de esa transición, de ese hacerse mayor.

Así a priori una película de tres horas y cuarenta minutos tira para atrás. Pero cuando la creación es reveladora, como es aquí el caso, el metraje lo vale. Tiene dos pausas de 5 minutos, que sirven para ir al baño o procesar todo el contenido visto. La película ya ha sido premiada en el festival de San Sebastián, con el premio Feroz a la mejor película y un premio al mejor actor de reparto. Quién lo impide es también un homenaje a Rafael Berrio, fallecido en marzo de 2020, que aparece en el metraje con una cara de cierta satisfacción y emocionado cuando los chicos hacen una versión de su canción que da título a la película, llevada a un punto punk, un día de conciertos en Matadero.



Candela en una escena en el Metro de Madrid, volviendo de una fiesta en casa de Pablo, escuchando la versión acústica de Quién lo impide de Berrio.


Silvio y Candela cantando la versión de Quién lo impide en Matadero.


Rafael Berrio escuchando la versión de su canción.

El mayor logro de Trueba es que su curiosidad, su lado niño que reconoce en pantalla, empuja a que los chavales y las chavalas se explayen. Aunque su presencia está ahí, consigue mostrar caras desconocidas de la juventud. Logra sincerarse y esos jóvenes abran su mundo. Todo se desarrolla a raíz de unos personajes con los que te familiarizas, a los que descubres y ves evolucionar en tiempo real. Candela Recio posee una fuerza, es una líder indiscutible y tiene una capacidad para conectar increíble. Pablo, desde su carácter introvertido y reservado, aporta otro perfil. Silvio y otro Pablo presentan un lado más rebelde, musical y  contestatario. Las conversaciones entre los chavales suenan cercanas, no impostadas ni forzadas. Aparecen situaciones de mediación frente al bullying. Hay charlas en clase, y luego un seguimiento de sus andanzas, sus primeras fiestas en casa de amigos, su viaje de fin de estudios, la soledad en el dormitorio. Descubrimos una juventud concienciada, que se cuestiona, que se piensa, se expresa y sobre todo que se aísla, se siente, se habla y se comunica. La juventud no sólo son los descerebrados que hacen botellones y no piensan en la expansión de la covid19, tal como retratan los medios de comunicación. Y esa imagen del porvenir queda ahí en suspenso. La incógnita del que vendrá, de las elecciones, de los cambios. Trueba alcanza una poética sincera y fiel de esa juventud, sin querer buscarla intencionadamente. Si La Virgen de Agosto me cautivó por ese retrato de las crisis existenciales y un retrato más del centro histórico de Madrid. Quién lo impide supone un logro más (y mayor) en su carrera. Una película que nos acerca como sociedad, y descubre otros ángulos humanos. Un acierto total.



Marta votando en las elecciones de 2019.



Tráiler de la película.


jueves, 21 de octubre de 2021

DANZA / Crítica / PROVISIONAL DANZA




Fotos: David Ruiz (c).


         PROVISIONAL DANZA

 

         El baile como signo vital

 

       El domingo 10 de octubre, quinto y último día de representación del estreno absoluto de la última coreografía de Provisional Danza, asistí a la Sala Verde de los Teatros del Canal. Todo lo bueno ocurre en silencio es una coreografía inspirada en la película Días de Radio de Woody Allen, incorporando audios de la película a modo de situacionismo, de acompañamiento argumental. Todo parte de una sala de fiestas después de una Nochevieja. Carmen Werner aparece sola, como desubicada, entre restos de confeti, copas y mesas vacías. Las soledad como punto de partida.

En esta coreografía conjuga solos, con momentos de dúos o de quinteto. El cuerpo habla de soledades, de enfados, de desencuentros, de hallazgos y de encajes. Es una coreografía que vuela entre copas, humos, soledad y una resaca de fiesta que va más allá. Que explora los márgenes, las ausencias, las posibilidades escénicas de imágenes, sonidos, con la música original de Luis Martínez.

Werner con más de 25 años al frente de Provisional Danza se reinventa en cada paso. Estira las técnicas (Limón, Release, etcétera) y modos de entender la escena, la interacción del teatro, de lo textual con lo orgánico de la danza. Aquí el texto son los audios de la película de Allen. El acento reside en lo gestual, en lo situacional, en el movimiento y el poder corográfico. Werner indaga en la condición humana, en el paso del tiempo, en la soledad, en lo colectivo, en el encuentro y en lo festivo, en el dolor y en el duelo. Transita en ese eje Ausencia-Presencia, como en el de Consciente-Inconsciente. Sus coreografías dibujan esos pequeños movimientos que brotan desde dentro y salen hacia fuera poco a poco, en en manada. Pero también se explaya en lo externo. Florece el ser desde la soledad, desde el soliloquio, al diálogo grupal, al compadreo, a la gresca.

En esta ocasión salta de la habitual sala en sus estrenos, La Cuarta Pared, a Teatros del Canal. Nos encanta la alquimia de La Cuarta Pared, pero alabamos este salto porque implica reconocimiento.  El públic, atento a su carrea, acude en buen número a este último pase de Todo lo bueno Luego los cuatro bailarines que le acompañan desde hace años demuestran una conexión con su estilo (todos están inmensos pero mi mención especial es para Tatiana Chorot): versatilidad, poder escénico, capacidad de transmisión de ánimos. Y la captura del baile. Ese baile a veces lento, sosegado, al detalle. Hasta la explosión, el arrebato.

Salí de ver la pieza con el cuerpo y el alma recargados, de energía, de introspección, de un profundo diálogo interior de esos que ayudan a superar los avatares vitales. Eso es fruto de que la creación poseía sustancia. Tienen que ver Todo lo bueno ocurre en silencio porque es danza viva, porque es una manera de estar en el mundo, de encontrarse. De dialogar con el público, para que éste mire a sus adentros, escuche, se mueva y contemple el proceso. Es bueno, es danza, es dinamismo. Es el silencio que nos habla para que sigamos girando la rueda de la vida.


Próximos espectáculos de Provisional danza:
- La miel, TNT Sevilla viernes 29 de octubre y sábado 30 de octubre.
- Todo lo bueno ocurre en silencio, Teatro de la Estación, Zaragoza, sábado 6 y domingo 7 de noviembre.

viernes, 1 de octubre de 2021

CINE/ RESEÑA MAIXABEL de Icíar Bollaín

 





SANAR A LOS VIVOS. REPARAR A LOS MUERTOS.

        

MAIXABEL

De Icíar Bollaín

Guión de Isa Campo e Icíar Bollaín

Fotografía de Javier Agirre

Con Blanca Portillo, Luis Tosar, María Cerezuela y Urko Olazábal entre otros

           

           Antecedentes

He de decir que antes de acudir al cine a ver Maixabel, la nueva película de Icíar Bollaín, ya conocía la historia del asesinato de Juan Mari Jáuregui, y la de su mujer Maixabel Lasa y el terrorista Etxezarreta, que participó en el asesinato de Jáuregui. Fue gracias a la serie documental ‘ETA, el final del silencio’ de Jon Sistiaga, de siete episodios. Una serie de gran factura y enorme calado social, que ahonda en el conflicto terrorista con buena documentación histórica, amplitud de personas implicadas y estructurada desde diversos ángulos. En su primer capítulo, Zubiak, puentes en castellano, aparecía Maixabel Lasa comiendo en su sociedad gastronómica con Ibon Etxezarreta, uno de los etarras que participó en el asesinato de su marido. La historia de Maixabel, de querer conversar con terroristas, conmueve, porque supone un avance enorme de sanar: explicarse, hablar, comunicar el dolor, dejar la rabia a un lado y que brote la compasión, el perdón.

Luego esta una cuestión espinosa, abordar un tema que ha sido tan sangrante y tan doloroso para la sociedad española, pero sobre todo para la vasca, es jugar con dinamita: a la mínima todo puede saltar por los aires, caer en el perogrullo, en lo posición oficial, dominante y acusadora o en lo lacrimógeno. Por eso propuestas como la serie de Sistiaga son de alabar. No se disfraza la realidad, se muestra tal cómo era, y se traza con bisturí el corte irreparable.           

Antes de ver Maixabel me había abierto el apetito esta reseña de Marta Medina en El Confidencial. Luego está un hecho consistente, y es que considero a Icíar Bollaín una de las grandes directoras de cine de nuestro país. La entrevisté para ABC cuando estrenó El Olivo y me convenció su discurso, sus premisas visuales y su cine siempre posicionado en mostrar otros ángulos, en visibilizar cuestiones capitales.






Sanar

Con todos esos precedentes de su parte, y el buen hacer de Bollaín resumo diciendo que Maixabel me gustó mucho. Porque busca sanar. Quiere restituir el dolor ahí adherido, por sentimientos que reparan, que sanan y liberan. La película busca las aristas. Porque a pesar de ser una película de dolor, de desgarro, de lágrima. No se queda ni se regodea en el efectismo. Un guión construido mano a mano junto a Isa Campo que les habrá producido muchos quebraderos de cabeza. Pero donde los diálogos son ágiles, no buscan el efectismo fácil y ahondan en la trascendencia de los actos decisivos, de los cambios que consiguen hacernos avanzar.

El reparto es de auténtico lujo con una Blanca Portillo pletórica, soportando y equilibrando la tensión vital de su personaje, Maixabel. Un Luis Tosar, en el papel de terrorista Etxezarreta, que capta el punto tosco de la personalidad abertzale, pero que evoluciona hacia otro lugar de autocrítica y de cuestionamiento. También merecen mención especial María Cerezuela y Urko Olazábal, y el resto del reparto.

La fotografía de Javier Agirre imprime esa atmósfera agobiante, esa tensión, atemperada con esos paisajes vascos de naturaleza en estado puro, del portento natural de los montes vascos y el contraste con las zonas urbanas e industriales. Paisajes portentosos, y pasados por agua. Logros como ese cambio de plano de la lluvia en los cristales de un coche, y de las lágrimas de Maixabel dentro del coche.

En definitiva una película de enorme factura que pretende curar heridas y cicatrizar el dolor. Anima a poder expresarse para reconciliarse, para que surja la compasión, el acompañamiento y el perdón. Y así, de esa manera crecer hacia otra sociedad donde la convivencia ilumine el horizonte.




martes, 15 de junio de 2021

OPINIÓN / MÚSICA El nuevo latido de la música clásica

 






El nuevo latido de la música clásica

 

La música clásica rejuvenece en manos de jóvenes intérpretes, de pianistas como Daniil Trifonov o Igor Levit. Es un género que posee un enorme valor histórico y musical. Un lavado de cara, dejar de lado el rollo estirado de sus formas y conectar con nuevas audiencias le permitiría un resurgir necesario.

           

            Por Andrés Castaño

           

La noche del pasado martes el concierto de Igor Levit dentro del ciclo de pianistas de la revista Scherzo me devolvió alguna esperanza en un nuevo renacer de la música clásica. No en las obras y compositores, que son clásicos y sus obras datan de siglos, excepto en el caso de la música clásica contemporánea, más vanguardista y por ello más compleja e inaccesible a todo tipo de públicos. Pero sí en cuanto a la conexión de los intérpretes con el público. Y su función de acercar la música a nuevos públicos.

Igor Levit ofreció un concierto sublime interpretando las tres últimas sonatas para piano de Ludvig van Beethoven de manera impecable en técnica y desbordante en pasión y emoción. Incorporando las maneras de la música popular: cierto histrionismo, gestos, algún zapateo, y mucha expresividad que se agradece en un mundo bastante hierático, poco dado a sobre gestos, a exageraciones, por pudor o por mantener las formas. Igor Levit representa, entre otros jóvenes pianistas un soplo de aire fresco, una esperanza. Gracias a la invitación de mi madre pude disfrutar de semejante espectáculo de primer orden, y también le agradezco su capacidad para  sorprenderse con novedades, como la que aporta Igor Levit.

La música clásica hace tiempo que permanece en la ortodoxia. En lo canónico. Pero de pronto parece que se abre la puerta a la esperanza, al cambio. Esa nueva brisa, sopla bajo los aires de una nueva generación de músicos. El primero quizás fue James Rhodes (46 años), con el impacto mediático que supuso, y del que valoro su coraje para escribir Instrumental, su pasión y su manera de divulgar la música clásica entre el gran público ya fuese mediante sus conciertos, introduciendo cada pieza que interpreta, con sus columnas en la prensa escrita o en televisión. Aparte de su posicionamiento y movilización contra el abuso infantil. No es casualidad que Rhodes también fuera de los que aplaudieran y se levantaran para alabar la maestría de Levit en la sala sinfónica del Auditorio Nacional de Música.

He visto en este 2021 en directo a dos pianistas de menos de 35 años, el ruso Daniil Trifonov (30 años) y Igor Levit (34), nacido en Rusia pero nacionalizado alemán, suponen un revulsivo y una brizna de aire fresco al anquilosado aire de la música clásica, repleta de tótems, de intocables, de muchas imposturas y de unos dogmas férreos que impiden una mayor amplificación.

Mi amiga Andrea Farré, melómana de pro de música popular, y desde hace años de música clásica, me decía que la música clásica tiene tanta fuerza para disfrutarla tal cual. Sin necesidad de acercarse por ese nuevo clasicismo, de fusiones con la electrónica, que encumbraron pianistas como Ólafur Arnalds, Peter Broderick, Max Richter, John Hopkins o Dustin O’Halloran, o de la española Marta Cascales Alimbau, entre muchos otros. En ese nuevo clasicismo que dibujó tan bien el periodista Javier Blánquez en su libro digital Una invasión silenciosa. Cómo los autodidactas del pop han conquistado el espacio de la música clásica, editado por Capitán Swing en 2014.

Resulta que frente a tendencias más contemporáneas, la clásica puede conectar con nuevas audiencias si se busca esa historia, si se muestra el lado más didáctico, cercano, inmediato pero sublime de las obras. Y luego se profundiza en el más complejo de obras y compositores. Si los intérpretes se acercan al público fuera de esa aureola de postín, de carácter impoluto y sagrado. La música clásica es sacra, sí, pero también no es puro intelecto. También se disfruta con los sentidos y llega de manera primaria al oyente. Ahí es donde pianistas como Trifonov, Levit, Rhodes, María Linares (20 años), Mar Valor (21 años), o Javier Perianes (42 años) conectan con nuevas audiencias por cercanía, por adoptar las maneras del concierto de música popular, con el respeto del silencio, sí, pero adoptando formas más distendidas fuera del hermetismo del entorno clásico. El futuro está ahí, y también suena clásico.

 

lunes, 10 de mayo de 2021

ILUSTRACIÓN / SÁTIRA / VIÑETAS / ARTE Entrevista con Andrés Rábago, EL ROTO. Segunda parte

EL ROTO

"Puede que en realidad no exista la voluntad de que se resuelvan los problemas"


* La semana pasada apareció en la web The Objective mi entrevista con Andrés Rábago, conocido popularmente como El Roto, acompañada de fotos de Alejandro del Estal. El Roto es actualidad por su libro La línea roja, publicado recientemente en Libros del Zorro Rojo, y por su exposición de idéntico título en la galería La Caja Negra de Madrid, que puede verse hasta el 14 de mayo.

Tuve que descartar algunas preguntas para no hacer una entrevista demasiado larga. Pero como creo que también son relevantes y que también ilustran mucho el pensamiento de este artista de la sátira, de un artista reflexivo y necesario, las comparto aquí para todos vosotros.





                            Fotos: Alejandro del Estal


Su nuevo libro y su exposición muestran como imagen principal una desmembración de un hombre, un hombre esculpido, que se autodestruye con un martillo grande ¿Es reflejo del siglo XXI?

Es la contraimagen del hombre hecho a sí mismo. La sátira a veces utiliza el juego de espejos invertidos para explorar ciertas ideas.

 

¿Hemos traspasado la línea roja hace tiempo a base de fake news, populismos…? ¿Es el descuido de la información contrastada y del mensaje constructivo?

El libro es una síntesis de las múltiples líneas rojas que hemos traspasado, puede que no sean las únicas, pero creo que son las más importantes.

Por lo que se refiere a la manipulación informativa, se da en todos los ámbitos, pero muy en especial en el territorio de las redes donde el anonimato permite un mayor descaro.

 

España está en una crispación entre dos frentes ¿Le recuerda esto a tiempos pasados?

No creo que la historia se repita, ni siquiera de forma aproximada, los factores sociales y las personas son otras.

 

¿Ha cambiado algo su trabajo en estos años o se ha tenido que volver más incisivo visto el panorama?

No lo sé, a veces tengo que revisar la obra para buscar y me doy cuenta de que ha habido cambios importantes, sobre todo en el terreno de lo formal, pero es que se produce de forma natural, no premeditada.

 


Uno de los temas sangrantes es la inmigración, el abandono de esos inmigrantes en los mares. La falta de soluciones de la UE para resolver un grave problema que se cobra centenares de vidas. El egoísmo y racismo de algunos países para aceptar y ayudar a esos migrantes

¿Se ha olvidado la sociedad de la humanidad y de la necesidad de cooperación?

La cooperación es necesaria, pero mientras siga habiendo guerras, la explotación de los recursos ajenos y las paranoias inducidas, no resolveremos nada.

Por otro lado, puede que en realidad no exista la voluntad de que se resuelvan los problemas, hay que tener en cuenta que una parte importante de la estructura del poder se basa en el mantenimiento de esta situación.

 

¿Estamos camino de volvernos en un mundo de dicotomías, de esto o lo otro, del uso maquiavélico de los conceptos, del estás conmigo o contra mí?

Nuestras mentes trabajan a partir de la fragmentación y la dicotomía, la transformación de las estructuras mentales más profundas es un proceso lento y el tiempo apremia, espero que sepamos resolverlo, pero no será de un día para otro.


¿Cómo ve el estado del mundo El Roto?

Hemos entrado en estado de pánico y necesitamos una cierta calma para clarificar el panorama

 

¿Qué presagia?

No tengo ni idea, la vida es impredecible, afortunadamente.


 

¿Qué le irrita? ¿Qué le desmoraliza?

Quizás la inconsciencia propia y ajena. Dormimos, como tantas veces se ha dicho.

 

La pandemia podría habernos hecho repensarnos, reflexionar, pero no.

¿Qué claves ha mostrado en su trabajo diario de estos tiempos?

He venido dibujando lo que me ha parecido más apropiado en cada momento, al margen de las noticias que en cascada nos inundan.

 

¿La sátira siempre nos ayudará a cuestionarnos?

Es algo que viene haciendo desde los ya remotos tiempos de Diógenes, con resultados mediocres.

 

¿El verbo incisivo sigue siendo un lenguaje vigente y necesario?

Así lo creo, el cambio de perspectiva y el cuestionamiento de las ideas heredadas o impuestas es básico para avanzar. La técnica comunicativa y la creatividad del arte resultan imprescindibles en ese proceso.

lunes, 8 de marzo de 2021

MÚSICA / #UnaCanciónAlDía #177 FRANÇOIZ BREUT “Juste de passage”

 


 

FRANÇOIZ BREUT

“Juste de passage”

Single editado el viernes 23 de febrero de 2021, disponible en plataformas digitales, y a la venta. Estará incluido en el álbum ‘Flux Flou de la Foule’ que se publicará el viernes 26 de junio de 2020.

Edita 62TV Records.

Web.





    LOS RASTROS QUE DEJAMOS

No teníamos noticias de la francesa Françoiz Breut desde que publicó Zoo (Caramel Beurre Salé, 2015) y que presentó de gira por España en abril de 2017. Momento en el que aproveché para entrevistarla en la extinta web notodo.com. Sus inicios como cantante y compositora están fuertemente vinculados con su ex pareja Dominique A. Ané le compuso y produjo su primer disco en solitario, françoiz breut (Lithium Records, 1997). Una vez rota su relación personal, también se rompió su alianza musical. Una pena en este último sentido porque había mucho talento en esa combinación de elementos.

Breut supo dirigir su carrera en solitario con talento y sabias decisiones rodeándose de grandes músicos (Howe Gelb, Jerôme Minière, Sacha Toorop, Yann Tiersen, entre otros) y dando su tiempo a las canciones, otorgando el espacio y el tiempo preciso a la música, al tener otras ocupaciones vitales.

Su segundo disco, vingt à trente mille jours (2000), me parece una joya absoluta. Al que siguieron Une saison volée (Green Ufos, 2005) y La chirurgie des sentiments (Caramel Beurre Salé, 2012). Discos muy distanciados en el tiempo pero con un enorme valor musical y lírico.

Ahora vuelve con la ayuda del compositor y teclista mallorquín, Marc Melià (fue miembro de la banda Lonely Drifter Karen) que reside en Bruselas (como Breut), desde hace más de una década, y con el que forma un equipo ganador, junto a sus músicos habituales como Nicolas Arnold (guitarras), François Schulz (bajos, guitarras, percusiones) y Roméo Poirer (batería, percusiones, loops y sintes). Y nos trae un disco que avanza en la construcción de su estilo tan personal, cargado de matices y de una paleta estilística tan singular.

Tuve el privilegio de escuchar en primicia el disco en su integridad y me ha conquistado desde la primera escucha. Cabe resaltar que sus dos singles adelantos son una maravilla: en diciembre publicó Mes péchés s’accumelent una balada donde el teclado atempera y resalta, y la guitarra transita como surcando el desierto, letras siempre dotadas de una poética tan misteriosa, donde “los corazones se entremezclan / alrededor de nosotros todo se escapa”. En febrero apareció Juste de passage segundo adelanto, con un halo ensoñador, como de cuento, de fábula moderna. Una canción repleta de elementos (percusiones, efectos, cambios, melodías) que florece, respira, y alimenta la curiosidad del oyente. De esas que crecen en cada escucha y amplían el sentido del pop. Delicias pop en francés.


jueves, 25 de febrero de 2021

MÚSICA / #UnaCanciónAlDía #176 EL INCREÍBLE PASO “Crack del XXI”




 

EL INCREÍBLE PASO

“Crack del XXI”

Single editado el viernes 22 de enero de 2021, disponible en plataformas digitales, y a la venta.

Edita El Planeta Sonoro.

Escucha a El Increíble Paso en su bandcamp o en otras plataformas.



 

    CON PASO DECIDIDO

  Mañana se publica Lince de Fuego, el nuevo EP de la banda El Increíble Paso, producido por Danny Richter en El Lado Izquierdo. Tras un primer disco, Hacia Una Muerte Segura (2017), producido por el músico Manuel Cabezalí (Havalina). Ambos trabajos suenan robustos. Presentan a una banda que  ha madurado, que de lo emergente pasa a estar en esa división de bandas a tener muy en cuenta.

  Crack del XXI fue el primer anticipo del EP. Una canción con grandes apuntes electrónicos y un estribillo grandilocuente. Una letra en la que se relativiza la actitud, se parodia el postureo, la pose. Las guitarras apuntan a un punto épico, muy en la línea de Vetusta Morla, con algún deje a Standstill y otras bandas de guitarras nacionales. Le siguió como anticipo el single Enemigo, más ampuloso, con un punto muy fronterizo, muy de rock libre (The Doors, Pink Floyd están entre sus referencias).

   El origen de la banda se encuentra en 2016 cuando los canarios Vincent Adsuara  y Daniel Martín arman la banda. Ahora El Increíble Paso marcha con paso decidido, con ganas de seguir construyendo nuevos sonidos, nuevas canciones y conectar con un público ávido de conciertos, festivales y de normalidad. Que sigan así, avanzando con paso decidido: convenciendo y haciendo reflexionar al oyente.


miércoles, 24 de febrero de 2021

MÚSICA / #UnaCanciónAlDía #175 FEU! CHATTERTON “Monde Nouveau”


Portada del single Monde Nouveau.

 


Foto de la banda por Antoine Henault (c).

FEU! CHATTERTON

“Monde Nouveau”

Single editado el viernes 21 de enero de 2021, disponible en plataformas digitales, y a la venta.

Edita Caroline Records / Universal Music France.

Web.

Escucha a Feu! Chatterton en su soundcloud (cuenta de pago) o en otras plataformas.



 

    DEL SUEÑO AL ACTO

   Un quinteto parisino con referencia al poeta británico romántico Thomas Chatterton no es muy chovinista. Feu! Chatterton surgieron levemente desde la independencia pero con ambiciones para llegar más lejos. Con tres discos ya ha conquistado Francia. Lo último la portada de Les Inrockuptibles de la semana pasada, que les compara con Alain Bashung, un chansonnier clásico, con LCD Soundsystem. Ici le jour (a tout enseveli) (2015) incluía un hit incontestable como La Malinche;  L’Oiseleur (2018) ampliaba el campo de acción y el próximo 12 de marzo publican Palais d’Argile su tercer álbum.

   Sus letras no quieren ser condescendientes, retratan el mundo que les rodea de una manera directa, pero captan matices y sentimientos. Su espectro abarca el pop, el rock, la electrónica. La voz de Arthur Teboul me recuerda la de Bertrand Cantat (Noir Désir). Poseen la capacidad para crear grandes canciones como Jean-Louis Murat, o la actitud de Jacques Dutronc.

   Monde nouveau, aboga por lo que todos soñábamos, un mundo nuevo,  mejor que el actual ¿Qué sabemos hacer con nuestras manos? Decir las cosas tal como son. Si quieres cambios tendrás/tendremos que provocarlos ¿no? Melodía contagiosa, medio tiempo que crece, teclados que nos sujetan para impulsarnos ¿a la gloria o al abismo? Yo he caído rendido a una canción tan sencilla, como eficaz y adictiva. Que la escucha nos lleve a la acción.




jueves, 18 de febrero de 2021

MÚSICA / #UnaCanciónAlDía #174 FERRAN PALAU “Parc”


Portada del single Parc.

  

FERRAN PALAU

“Parc”

Single editado el viernes 12 de febrero de 2021, disponible en plataformas digitales, y a la venta.

Edita Hidden Tracks.

Web.

Escucha a Ferran Palau en su bandcamp.



        ESTAR

    El barcelonés Ferran Palau sigue su curso: un curso fluido, incipiente, dónde clama a la sensibilidad, al diálogo como forma de encuentro y entendimiento, y a la canción como valor. Canta en catalán, y suena honesto a fondo. Para mí es uno de los grandes talentos actuales. Compone canciones que tocan, que llegan de una forma natural, sin demasiada floritura (quizás con algún “uuuh” disparado con un pedal; un pad, un loop o un delay mediante) con texturas candentes porque hablan de la vida y de nosotros mismos.

    Tras formar parte de la banda Anímic, como compositor, guitarrista y vocalista, una banda sustanciosa y esencial que se movía por distintos géneros (desde el folk a la electrónica oscura) creando su propio lugar. Fue el paso para entender lo que es ahora Ferran Palau y para apreciar todo lo que aportan esas bandas independientes

    “Parc” es la canción que dará nombre a su próximo disco y que cerrará el disco. Es una canción dulce, en un medio tiempo tan propio de él, que se acopla a tu cadencia, que te llama a mirar las pequeñas, los detalles del día a día. “Si me pudieses explicar / cuántas cosas me dirías / dormirías en un parque / pude ser que nunca despertarías” dicen los primeros versos. “Si no puedes notar el dolor que tienes dentro / dormirías estirado entre lirios y margaritas”. Y es que la vida clama a la naturaleza. A enfocar las cosas de frente. Parc busca el camino para encontrarse, incluso habla del hijo, de crecer, de conocer, de respetar y de ayudar. Casi nada. En el estribillo que se preocupa por el otro, “No lo puedes explicar” “¿Tú cómo estás?”. Miradas que suman, apuntes que resplandecen.