Conciertazos
CAETANO VELOSO & GILBERTO GIL
Martes 21 de julio de 2015
Teatro Real (Madrid)
Foto: http://cultura.elpais.com
El abrazo perfecto entre belleza y maestría
Gil capitaneó un torrente de música con
raíces, con historia y con mucho sentimiento. Caetano fue su hábil escudero.
Two friends, one century of music. Así
se titulaba el espectáculo que venían a presentar Caetano Veloso y Gilberto
Gil, dos de los músicos más trascendentales de la música brasileña y, por ende,
de la música universal. Aunque el resumen del concierto se puede resumir en una
de las canciones que interpretaron: “É Luxo Só”, es un lujo solo. Por la
calidad exhibida y el estado de gracia de dos músicos con un talento
inagotable; y también por el precio de las entradas, un lujo lejos del alcance
de todos los públicos.
Dos amigos que se respetan, se complementan y se estiman.
Que se ceden el protagonismo y se admiran. Una primera mitad del concierto con
Caetano como estandarte, Gil haciendo percusiones en la guitarra en la
maravillosa “Sampa” y poniendo una sonrisa de disfrute al escuchar a su cómplice.
Con “É Luxo Só” Caetano, balanceó los brazos a modo de bailar samba sentado y
el buenrollo escénico ya era un hecho. Con “Terra” hizo corear al público.
Gustó cantando en inglés con “Nine out of ten”, en español “Tonada de luna
llena”, tirando de su falsete y pasando a dos voces, y de italiano con “Come
Prima”. Sorprendió con una magnífica “Odeio”
y una exquisita “Super Homem”, alternando voces y estrofas entre Veloso y Gil.
Y con la sencillez y genialidad de “Eu vim da bahía”,” Coraçao Vagabundo”.
Ya
colaboraron en los 60, en plena creación del movimiento tropicalista dando
forma a ‘Tropicália’ (1968). Su segundo parte, ‘Tropicália 2’ no llegó hasta
1990, que contiene esa joya “Desde que o samba é samba”, primer bis de la
noche. Caetano estuvo en su sitio pero no deslumbró como el Gilberto Gil,
plétorico, hechizado, hechizante. Los dos baianos (naturales de Salvador da
Bahia), conquistando Madrid.
Y
es que Gilberto Gil lideró el dueto gracias a una alegría y a un estado de
gracia e inspiración deslumbrante. Tocó el violão
magistralmente, con brío, tempo y
energía; y luego sacando a su voz matices delicados, matices graves,
misticismo, ha. Pero sobre todo una inmensa alegría y gratitud. Nos olvidamos
que fue ministro de Cultura con Lula, porque lo que importa es que se
transforma en el escenario y se le ve portentoso, inspirado y disfrutando. Su
“Não tenho medo da norte” a capella,
con la sola percusión de la guitarra, un canto espiritual y religioso, solemne
y sentido fue algo grandioso y emocionante. En solo, bordó “Drão”, el bolero
“Tres palabras”, “Expresso 2222”, una excelsa “Toda menina” que coreó el
público. En la recta final ambos, liderados por Gil, supieron dar luz a cuatro
joyas como “Sao João Xangö”, “(Nossa gente) Avisa lá” (de su disco conjunto
‘Tropicália 2’), “Andar com fé” y “Filhos de Gandhi”.
Luego
nos regalaron tres bises (la mencionada y “A Luz de Tieta” inclusive) que hicieron las delicias de un público entregado a
semejante exquisitez musical en estado puro. En definitiva, fue un lujo ver al
desnudo, sólo con voz e violão a dos
de los grandes músicos universales. Esta vez fue Gil el capitán, pero Veloso estuvo
a la altura, aunque paso a un segundo plano tras interpretar su repertorio en
la primera parte, pero siempre con el encanto de los astros. Todo un gozo de
talento, maestría y belleza.
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