CHARLES
LAVAIGNE, música con vaina
Apena que alguien tenga que abandonar
un país porque no ha tenido suerte y las cosas no le han salido tan bien como
para quedarse en un lugar en el que tanta gente le ha cogido mucho cariño. Y más
cuando es el caso de alguien con talento, un músico que irradia todo su arte allá por donde pasa. El dominicano Carlos Castillo, con nombre artístico
Charles Lavaigne, formaba ya parte de la escena musical madrileña de Lavapiés,
llevaba Madrid en sus venas aunque su música sonase a un cruce de americana,
folk y rock 60’s. Su concierto de despedida de Madrid el pasado miércoles 14 de
enero de 2015 fue una merecido homenaje a Lavaigne, en el escenario con músicos
amigos de alto copete como Kike Vaz Oliver, Xisco Rojo entre otros, con la sala
El Juglar a rebosar, se veía a todos los dueños de bares del barrio (La Aguja,
Travelling, Olivia, La Noche Boca Arriba…) que cuidan y miman la música, a
devotos y a músicos variopintos.
Lavaigne ha
sido bastante prolífico en los últimos años, publicando material nuevo en 2013
(‘The Birdfish’), 2014 (‘Songs of Carlos Aguinaldo’) y en este 2015. Se le ha
podido ver de teloneros de artistas americanos en el ciclo de conciertos que
programa SON EG, tanto en el Teatro del Arte como en la Sala El Sol. Su estilo
puede ser muy alocado (escuchen “Margarita y El Volcán” cantada en español, que
tiene mucho de historia de leyenda, de cuento mágico indígena) pero tiene un
imaginario muy rico. Y cuida muchos los elementos. Los arreglos están bien pensados. Canta principalmente en inglés, con una
dicción poderosa, y un nervio singular.
Ese
concierto de despedida, fue redondo, un éxito de público y de la música. Sirvió
de presentación de su disco ‘Tales Of Image And Imagination’ (2015), un disco
autoeditado fantástico en la energía y en el contenido. Que mezcla folk, con
rock progresivo, con psicodelia, con experimentaciones: recuerda a música
fronteriza, entre Calexico, Devendra Banhart, Love, The Doors y la Creedence
Clearwater Revival. Sonido robusto, canciones con ese punto pesado del rock de
kilates, con todo tipo de quiebros y florituras y una voz que va, viene, se va
y modula a su gusto. Sorprendiéndonos con preciosidades, baladas como “Into the
night” que nos recuerdan a un Nick Drake muy americano. O en “Insomnia” donde
triunfa el rock sinfónico de grandes dimensiones
y amplio alcance. “Country Morning Song” me recuerda a The Velvet Underground
con Nico, pero si hubieran vivido en Nashville. O el misterio que despierta la
melodía sinuosa de “Train to Toledo” con ese chelo que arropa y enriquece. Un
lujazo de talento. Escuchen su bandcamp. Lo disfrutarán.