El miércoles pasado
estuve en el Instituto Francés de Madrid la rueda de prensa de presentación del
nuevo libro de Alejandro Jodorowsky, “La vida es un cuento” (Siruela), toda la
colección de sus cuentos hasta la fecha, que incluye también ‘El Tesoro de la
Sombra’ anteriormente editado. Y pude comprobar con mis propios ojos la
capacidad sin par, el no parar de una mente en continuo estado de
funcionamiento. Entre ideas, delirios y grandezas.
Jodorowsky está rodando una nueva película, a sus 87
años, titulada ‘Poesía Sin Fin’. Pero es que Jodorowsky es incansable, o mejor
digamos, imparable. Venía lesionado, pero inspirado. Y ya nos entregaba a los
periodistas congregados joyas como “desde el dolor pienso”, y consigue “pasar
del dolor a la euforia del vivir”.
Jodorowsky está encantado de encontrarse, Jodorowsky
sigue buscando a Jodorowsky. “Les habla un anciano que en tres años tendrá 90
años, tengan respeto por los ancianos (con tono medio sarcástico)”.
Nos comentó que para “La Vida Es Un Cuento” le había inspirado
un bonsái y un iPhone (por lo múltiple, por lo volátil). Le habían regalado un bonsái, cansado de cortarlo y
cortarlo, quiso dejarle crecer libre y no podarlo. Y de “ahí empecé a pensar que
el ser humano es como un bonsái. Estamos encerrados por sistemas familiares, países,
prejuicios, definiciones, morales… Somos prisioneros. Un extraterrestres diría
si viniera, yo hago lo que quiero y vosotros no”. Y no le falta razón
La escritura
“Como escritor, yo soy un bonsái liberado. Decidí ser
transpersonal. El estilo que me define es romper, tener todos los estilos
(autobiografía, zen, erótico, textos iniciáticos, lo policíaco…). La conciencia
es móvil, lo suyo es que se expanda.
Recomienda que “escriban por el placer de escribir. A mi
edad verse pensar así es un placer”. Se para. Se excusa, por entusiasmarse, por
entrar en delirio. Jodorowsky está encantado de conocerse.
Guerras, el futuro
Critica las guerras, “negocios encubiertos por banderas
patrias, pura mercadería”. Se define como “una persona planetaria”. Y suelta
más perlas. “Vamos hacia el lenguaje único, hacia la raza única”.
Cuando le preguntan por la importancia del cuento, dice “vivimos
en el cuento”. Por ejemplo, “la Biblia es una colección de cuentos feroces. Cada
ley es un cuento que crea más criminales. El narcotráfico es un cuento que
viene de Estados Unidos”. Perdió a uno de sus hijos de una sobredosis. Y
recomienda: “hagamos utopías positivas. La civilización se va a transformar.
Lástima que no lo vaya a ver” y menciona la levitación y la telepatía como las
llaves del cambio.
La muerte
“No lo sé, no sé lo que es, pero sí que la acepto”. Y
reconoce que la jubilación es una guillotina” que es necesario descubrir
entretenimientos. Y apela a la fuerza del cerebro y el cosmos, algo misterioso.
La felicidad
Hay una kabalah para que vivamos aterrados, es un gran
negocio. No hay nadie que sea feliz. Por eso, la misión del artista es ser
positivo. Aboga por una civilización alegre, por recuperar la alegría de vivir,
por cambiar el machismo, por crear un mundo de unión.
La educación
“Envenenamos a los niños con lenguaje y racionalidad. Y
el ser humano también es corazón, sexo y cuerpo”.
El poder
“Los presidentes son ventrílocuos del poder, son en parte
monos, y máquinas de pensar. Conviene cambiar las energías primarias”.
El arte
En el pasado a Jodorwsky le interesó tener un nombre,
hacerse un nombre. Pero ahora trata de “despertar la belleza en el otro, no que
me admiren”. Le gusta el tarot porque es un arte humilde, no para admirarlo,
sino para descubrir tu interior.
Ejercicio
Suele mandar un ejercicio. Dibujar tu bandera nacional y
luego dibujar tu bandera personal, para descubrir tus peculiaridades, tu punto
de vista.
Jodorwsky en su mundo. Pero es un modelo de sí mismo. Una
luz en el camino. Mientras te alumbre… Y a quién le sirva, le sirve.
No puedo más que agradecerle que cuando le pedí si podría
dedicar a mi madre su libro, le dije que mi madre tiene 84 años, y escribió “Para
Paloma, bella jovencita, con ternura”.
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