viernes, 29 de junio de 2012

MÚSICA Y LIBROS / JARVIS COCKER








El cantante y líder de la banda británica Pulp, Jarvis Cocker, presentó en Madrid su primer libro ‘Madre, hermano, amante

Por Andrés Castaño

         Quién conoce a Pulp sabe que no es un grupo anodino, marcó un punto y aparte en el britpop. Tres de sus discos ‘His n’ hers’ (1993), ‘Different Class’ (1995) y ‘This is hardcore’ (1998) son historia de la música popular universal. Sus letras basadas en temas muy cotidianos contenían destellos literarios. Y esa fue la excusa para que la flamante editorial Faber and Faber editase una selección de sus letras, escritas por el cantante Jarvis Cocker con el título de 'Madre, hermano, amante' (sin la potente rima del inglés "Mother, Brother, Lover"). Unas letras que relatan una evolución personal, pero que también sirve de relato generacional con su mirada social y su reflejo de la evolución histórica de Inglaterra en los últimos treinta años. Tiene referentes a lugares de Londres y su Sheffield natal, pudiendo ser una guía de lugares en algún caso. Una selección de las mejores letras de Cocker, en edición bilingüe. Pero lo valioso de esta edición se encuentra en sus notas finales, apuntes de cada canción y en la introducción escrita por el propio Cocker.
         “Es lo más cercano a una autobiografía que puedo llegar a hacer. Todas las canciones están basadas en hechos que han ocurrido en mi vida” declaró Jarvis Cocker en una rueda de prensa realizada en Madrid. El músico británico cuenta con un carisma especial, sabe seducir al público no sólo en el escenario, piensa lo que dice, sabe captar la atención, tirar del humor inteligente y lanzar alguna perla, lo demostró mientras dialogaba con la editora de Mondadori Mónica Carmona.  Cocker también firmó ayer ejemplares de su primer libro en un conocido espacio cultural del centro de la capital.
         “Lo que más me atrae de escribir canciones es introducir hechos cotidianos”, por eso una de las canciones más destacadas y exitosas de Pulp es “Common People”. El espacio ha sido mencionado en varias de sus letras, porque cuando tenía cinco años vio al hombre en la luna y soñaba con vivir en el espacio. “Uno tiene algunas ideas descabelladas que provienen de la infancia”.


         Comentó los problemas de ego de las bandas de rock. “Donde los artistas aparecen como afectados y quieren tomarse en serio sus letras. Las letras de las canciones aparecen en el libreto con la configuración de un poema. Pero las letras de canciones no son poesía, sirven a la música, no al lenguaje”. Y hizo un canto al toque personal del artista “Lo peor de un artista, creativamente hablando, surge cuando uno no dice lo que piensa, cuando no acude a lo personal. Es entonces cuando se cometen los peores delitos”, apuntó Cocker con ese humor flemático inglés que le caracteriza.
         En un alarde de humildad reconoció haber descubierto a muchos autores clásicos tarde porque se centró más en escritores del momento. Recientemente ha leído a Ernest Hemingway. Y luego matiza que cambia tu punto de vista sobre la idea que se expande de un artista hasta que no lo conoces de primera mano. “Es el problema de la vida moderna. Uno piensa que sabe de las cosas por la sobre información que tenemos. Pero en realidad a uno le llegan opiniones de segunda mano, un eco de los hechos reales”.
         “Siempre hay descartes, canciones malas, estúpidas, idiotas. En este libro he intentado eliminar o descartarlas. Muchas letras que no utilicé en un disco las reconvertí y pude utilizarlas en otra canción de un disco posterior”. Lo cierto es que al revisar las letras para elaborar este libro Cocker le ha reconfortado comprobar “que habían envejecido bien las letras”. Como siempre decía una nota en los libretos de los discos de Pulp,  Cocker alerta “No recomiendo leer las letras mientras escuchas las canciones, es malo para la salud”.



lunes, 18 de junio de 2012

CRÍTICA / Música: Conciertos NUDOZURDO










Depresión, ultrapresión y apocalipsis


NUDOZURDO
Sábado 17 de junio
Ochoymedio club @ BUT (Madrid)

Sirva como excusa la publicación de los cinco temas que constituyen el EP ‘Ultrapresión’ para devolver a la actualidad a uno de los grupos más redondos de la escena nacional. A pesar de ser los descartes de su último disco ‘Tara motor hembra’ (2011), hay pegada, joyas como el sencillo “Chico promo”. Los madrileños Nudozurdo vuelven al redil, ahora reducidos a formato trío, con ganas de reinventarse. Su concierto en Madrid sirvió para demostrar la solvencia de una banda mayúscula: la pegada que tiene la base rítmica de bajo y batería, redondos Meta y Josechu; y para confirmar la amplitud de registros que Leo Mateos quiere dotar a sus directos, para que adopten nuevas formas, improvisando riffs, alargando canciones, configurando una nueva dimensión de sus canciones.
Nudozurdo son carne de directo: áridos, abrasivos, rotundos y savia fresca a las propuestas arriesgadas, con un desarrollo conceptual robusto, regio, que va de lo bizarro, a lo adictivo, a lo enfermizo, pasando por la oscuridad y lo fantasmagórico. ‘Sintética’ (2008), su segundo disco, les catapultó a la primera parrilla de la escena nacional. ‘Tara motor hembra’ les confirmó su estado de gracia y les dejó en un sitio privilegiado. Pero un largo paréntesis y la cancelación de su gira, tras el paso triunfal por el FIB 2011, les mantuvo fuera de la actualidad. Ahora vuelven para quedarse, al menos así lo deseamos, y así lo confirman el reciente acústico de Leo Mateos en el Heliogàbal de Barcelona, este concierto, su próxima cita en el festival Véral Rock de Valladolid y sus fechas para el ciclo Nocturama de Sevilla y en el festival Mirador Pop de Cádiz. Lo suyo es rock afilado, neurótico, lleno de fantasmas, poco autocomplaciente e incendario. Ante rescates, recortes, quiebras, corruptelas y desesperanzas Nudozurdo se erigen como la banda sonora ideal para el fin del mundo.
En su retorno jugaron a la grande y consiguieron un órdago en toda regla. El público rendido desde la primera canción. “Mil espejos”, “Negativo”, “Golden gotele”, “Prometo hacerte daño” o “Prueba / Error” sonaron radiantes y con la chispa adecuada. Incluso adoptaron otras sonoridades, algunos matices de riffs, de devaneos a la guitarra que otorgan a la banda una credibilidad aún mayor. Pero la palma se la llevaron piezas largas como “El hijo de dios” (genial ver al respetable coreando “Yo, soy el hijo de dios”), “Dosis modernas” y ese suave cadencia con aroma a decadencia, o la letanía redonda de “Laser love” (con ese aire bluesy en la guitarra y un bajo muy funk). Canciones que triunfaron por el poder improvisador de un Leo en estado de gracia. Vueltas de tuerca necesarias para ofrecer algo nuevo en directo, más allá del sonido pulido y redondo de las grabaciones de estudio. No faltó el guiño a su primer disco con “Utilízame”. Cerraron con el nervio y la garra de “Chico promo”. Ojalá hayan vuelto para quedarse.