De Carmen Domingo
En el teatro de la abadía Hasta el 17 de abril
“Solo son mujeres” Dirección Carme Portaceli
REPARTO
Miriam Iscla
Sol Picó
Carmen Conesa
FICHA ARTÍSTICA
Espacio escénico Paco Azorín
Coreografía Sol
Picó
Música original Maika
Makovski
Vestuario Antonio
Belart
Diseño de iluminación Miguel
Muñoz
Diseño de sonido Efrén
Bellostes
Realización de audiovisuales Lala Gomà
Caracterización Toni
Santos
Fotografía cartel David
Ruano y Paco Amate
Diseño gráfico Pedro
Chamizo
Espectáculo Albert
Armengol
Jefe técnico/Ayudante de escenografía Adriá Pinar
Ayudante de dirección Judith
Pujol
Ayudante de vestuario Carlota
Ricart
Edición y post-‐producción de audiovisuales Lucía Albano
Realización de vídeos promocionales Arnau Oriol
Jefe de producción Roger
B. Sardà
Producción FEI
Con el soporte de ICEC e ICUB
Confección de vestuario Taller de Goretti
La guerra y la barbarie
Carmen
Domingo escribió un texto homenajeando a todas las mujeres que fueron
asesinadas en la Guerra Civil. Sólo por ser mujeres, porque no tenían ni
siquiera el derecho a ser consideradas presas políticas. Porque no podían
votar, porque las mujeres parecía que no eran ‘útiles’ para la sociedad. Por
favor. Las mujeres son madres y muchas más cosas. Esa guerra mostró la barbarie
de una sociedad. Un texto duro, incisivo, lleno de fuerza, de afirmación, de
canto, de lucha por la supervivencia. Un texto necesario, recordar a quiénes se
les ha ninguneado en la historia o se les ha pasado de largo. Este texto es un
digno homenaje a esas mujeres que se defendieron, que pelearon por ser. El
texto de Domingo dirigido por Carme Portaceli, combina lenguajes de una manera
sorprendente. Buscando ese diálogo perfecto entre imagen, texto, música y movimiento.
La música de Maika Makovski, que
no participa en su puesta en acción en el Teatro de la Abadía por compromisos
artísticos, es interpretada en directo a la perfección por una Carmen Conesa
certera al piano, o rasgando la eléctrica, toda ella pletórica, exhibiendo una
voz rica en matices.
Sol Picó también se funde con ese
sufrimiento y lo hace acción, movimiento. Idea esas coreografías que exhiben la
angustia, el frenesí, la ansiedad, y toda esa tensión que desborda. Que se hace
aguas. Y que se hace tierra, toca el suelo. Desgraciadamente en estos últimos
días en cartel en La Abadía, hasta el domingo 17, Xaro Campo sustituye a Sol
Picó que ha tenido una lesión.
Y Miriam Iscla está soberbia, refleja
todos esos estados, desde la desesperación, hasta la desolación, la rabia y la
afirmación. La injusticia planea por toda la obra, y la barbarie, la humanidad
convertida en miseria y en crueldad, la pérdida del norte, del rumbo, del ser,
del sentido de las cosas. Miriam cambia de registros con una pasmosa rapidez.
‘Sólo son mujeres’ duele, por ese
exterminio selectivo que no tiene explicación posible, porque contiene la
podredumbre del ser en todo su esplendor. Duele, pero es un dolor necesario, un
homenaje a quiénes luchan por la libertad, y no callan. Un recuerdo a esas personas,
esas mujeres, que se manifestaron, pese a ser borradas del mapa. Dar voz a quién
le fue negada la palabra. Desborda y emociona por todos los costados. Y
transmite la idea de libertad, de no ceder ante la extorsión, el miedo y la
injusticia, a darlo todo por la vida. ‘Sólo son mujeres’ es fusión de lenguajes
escénicos en todo su esplendor.
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