Título original: La loi du marché (La Ley del Mercado)
Año: 2015
Duración: 92 min
País: Francia
Director: Stéphane
Brizé
Guión: Stéphane Brizé, Olivier Gorce
Fotografía: Eric Dumont
Reparto: Vincent
Lindon, Yves Ory,
Karine De
Mirbeck, Matthieu
Schaller, Xavier
Mathieu, Noël Mairot,
Catherine
Saint- Bonnet, Roland Thomin
Productoras: Arte France Cinéma / Nord-Ouest Productions
SOBREVIVIR AL ABISMO
Me gustan las carreteras secundarias,
porque en ellas descubres la esencia de los lugares y de los paisajes. No son
tan rápidas, a veces están desiertas, pero te haces con la idea de los parajes
que transitas, te empapas del ambiente. Y lo mismo me pasa con muchas películas
secundarias, que quedan relegadas a un segundo plano (o tercero), que sin demasiado
trasiego, ni fuegos de artificio, ni grandes campañas de impacto o de
publicidad, captan la esencia de temas relevantes, ofrecen retratos singulares,
personalizados, de cuestiones que han tocado a muchos hombres y que han sido
una lacra,-otros lo llaman crisis, pero ha sido el hundimiento de un barco-,
sin grandes pretensiones más que la de mostrar la realidad que nos rodea, desde
un caso particular. Ni más ni menos.
En ‘La Ley del Mercado’, todo ocurre en
un plano pero por debajo transita un silencio sepulcral, de esos que duelen,
que llevan carga, que llevan el peso de la vida, y sufrimiento, mucho
sufrimiento. Los personajes nos desvelan universos particulares, a veces develados
o conocidos en parte, pero no todos sus entresijos. No se crean que todo es
dolor y penurias. También hay amor de pareja, amor fraternal por el hijo, hay baile,
hay compañerismo. Pero vemos como de pronto la vida puede desintegrarse y
tocarte lo más íntimo, y romperte. La sinceridad con la que Thierry (interpretado magistralmente por Vincent Lindon, que ganó la palma de Cannes al mejor actor) habla con
los responsables del INEM. La dureza a la hora de aceptar que te has quedado
atrás en ciertos conocimientos prácticos que te permitirían estar actualizado y al día, y así seguir contratado. Pese a
las dificultades Thierry no se rinde, decide
soltar la rabia y olvidar, no cede ante la necesidad, acaba en un
empleo que no va con él. Pero no se vende.
Y nos adentramos en esa psicología como quien
se adentra en un bosque o en una jungla desconocida. En esa manera de rodar muy
en la manera de los hermanos Dardenne o del Laurent Cantet de ‘Recursos Humanos’,
muy encima del personaje, sintiendo el aliento del personaje, su respirar, su
sentir, pero también captando el entorno. Con ese modo incidental y natural al
estilo Dogma. Y es ahí donde el director de cine Stéphane Brizé encuentra un
gran aliado, su actor Vincent Lindon. Que borda una interpretación repleta de
cuestionamientos, de hechos que buscan tu quiebre o que te ponen a prueba ante
el hundimiento. Películas que demuestran el poder de la asertividad, de la dignidad.
Y no sucumbir ante el desastre. Cine social que construye desde las experiencias
duras, esas que nos hacen avanzar y edificar un entorno mejor, pese a crisis y
a desastres universales.
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