KINGO
“Super Chinese Saucer”
Single publicado el viernes 25 de septiembre de 2020 en las plataformas de streaming, y a la venta.
Autoeditado.
Puedes escucharles en su
bandcamp.
MÚSICA LIBRE, SIN
COMPLEJOS
El trío madrileño Kingo
lleva un año de gran actividad, la música como revulsivo a la crisis o al
parón. Han ido publicando muchas nuevas canciones, una versión (“Love my life”
de Queen editada en mayo), un remix (“Weolcome
to the Rel World” She Booms 2020 remix en septiembre), dos singles en abril
(“Love Crime” y su soul a raudales y el pop-rock elegante de “Mirror”), dos
singles en junio (el rock épico de “La Vie in Blue” y el funk “We Don’t Love
like You Do”), en septiembre “Super Chinese Saucer” el sencillo del que quiero hablaros más
adelante. Y el último sencillo “Lights On” lanzado el pasado noviembre.
Kingo es un trío formado por Mario Gómez (voz, guitarras,
teclados, secuenciador, programaciones y percusión), Javier Pellín (batería,
batería electrónica, percusión,
teclados, secuenciador y coros), junto a Pablo Pons (bajo, guitarras, teclados
y programaciones). Una banda con un concepto abierto y muy interesante que
combina rock, funk y electrónica. Gómez y Pellín son ambos miembros de la banda
blues rock The Boogie Flu, junto a
Pons en una primera etapa. Los tres, músicos de largo rodaje. Por ejemplo, Gómez ha militado
en Santafe, AKM, Zum Zueh, la Metro Big Band y en su proyecto solitario
Dmarius.
Sus canciones exploran diversas sonoridades. Atrapan, te introducen en sus melodías, te embriagan, o nos embaucan e introducen en su particular universo. En “Lights On”, su último sencillo publicado en su bandcamp el pasado 21 de noviembre, la sustancia es más electrónica, en esa introducción me recuerda un poco a Talk Talk y Tears for Fears para eregirse en un canción con un punto funk rock entre Beck, Big Soul y con matices del rock de Garbage. Menciones por ubicaros, pero Kingo suenan tremendamente originales.
Su anterior single “Super Chinese Saucer” suena a un pop
tremendamente atmosférico con la voz poderosa de Gómez elevándose, planeando en
la melodía. Una canción con gran poder evocador. A mí me recuerda al synth pop
de The Beloved, de aquel hit que fue
“Sweet Harmony”, pero con un tamiz no tan encorsetado estilísticamente: con un aire aún más etéreo, más libre y más soul por el tratamiento vocal. El
videoclip te sumerge en un viaje urbano y campestre con panorámicas y picados a
modo dron o road movie. Una canción para evadirse y conectar con los sueños,
con la música que nos trasciende.
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