DAVID
SANCHO
“Prelude”
Incluido en el disco ‘Piano
Solo’ publicado el viernes 22 de febrero de 2019 en las plataformas de
streaming, y a la venta.
Autoeditado.
Web.
Puedes escuchar a David
Sancho en su bandcamp.
VIAJE A TU INTERIOR
El pianista (teclista, compositor y productor) madrileño David Sancho posee un currículum de aúpa. Domina el piano clásico (titulado por el Conservatorio Superior de Música de Madrid; ha grabado a Bach, ha tocado Stravinsky en directo), y el más jazzístico (titulado por el Conservatorio de Rotterdam), pero también le gusta experimentar como demuestra su último trabajo “From Home” editado el pasado 26 de noviembre en su bandcamp. Este último disco se adentra por esa música instrumental más vanguardista, con experimentación en teclados, que me recuerda a Isao Tomita, Vangelis o a Jean Michel Jarre. Un disco claramente influenciado por el confinamiento y las sensaciones asociadas (“Canción para Italia”, “En la nueva normalidad, siempre Brad”, ¿Meldhau?): viajar con la música, alegrar a alguien especial (“Alegría para Leo”, “Angela”), contribuir a la mejora o al cambio por medio de melodías (“Kaizen”). Y adentrarse en ese terreno entre la canción instrumental y las melodías pop, pero también ‘deconstruir’ una samba (“Samba Jamba”). Todo eso aparece en las ocho canciones que conforman el disco.
Sancho ha tocado con la banda de jazz contemporáneo Monodrama, con el guitarra Chema Sainz bajo el nombre de Sanchema. Además ha colaborado con lo más granado de la escena jazz (Jorge Pardo, Moisés P. Sánchez, Miryam Latrece, Ariel Brínguez, Noa Lur, Leo Minax, o del pop como Alondra Bentley, entre muchos otros). También es productor de la banda de hip-hop The Breitners, lo cual es signo de su apertura musical.
Además de docente en la escuela de música EMMyD de Boadilla del Monte, también colabora en el proyecto MIR (Músico Interno Residente) que desarrolla la asociación “Música en Vena” en el Hospital Universitario 12 de octubre. Ahí es nada. Para mí su disco revelador es ‘Piano solo’. Que trasciende la clásica (“Prelude” es un cierre magnífico, de esos que redundan en el significado de ser y prolongan tu existencia, pero también está “Introducción para cabeza” o “Estudio sencillo nº6” a modo de vuelta de tuerca, “MIR” nos hace fluir, volar con esas florituras y quiebros) y le da un aire a todo muy jazzy (fascinante la libertad free jazz de “Pre-Genesis” o la delicadeza de “Like someone in love”). Hay melodías sinuosas que buscan la sorpresa, la tensión, el abrazo o la cadencia. Al igual que hay otras que encuentran la paz, el equilibrio o la melancolía. Buenísima la versión del “Everybody’s got to learn something” de The Korgis (1980). Es un disco de 14 canciones, donde lo instrumental nos colma, nos sobrecoge (“Marta my dear”, “Y te vas”). Me gusta cuando se adentra en la fusión entre piano, sintes y programaciones como en “Cruzar los brazos / After San Jacinto”). La música alimenta, nutre nuestro interior y nos abre caminos. Es un disco que rezuma diálogo interior, y una belleza intangible. Todo maravillas que deberían transportaros, o simplemente acompañaros.
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