Leo Mateos, septiembre de 2019.
Leo Mateos, septiembre de 2014
LEO MATEOS
“Valentino envenenado”
Publicado el viernes 10
de enero de 2020 en plataformas digitales y a la venta.
Editado por Escaparate.
ESTA ES LA DIRECCIÓN
Se acabó Nudozurdo, una
banda que pudo haber estado entre lo más granado de la música independiente. De
hecho estuvo ahí, en la cresta de la ola, siempre a punto de romper, de
encontrar la ola perfecta para poder deslizarse sobre ella. Esa ola no llegó
pero dejó discos memorables como ‘Sintética’ (2008), ‘Tara Motor Hembra’ (2011)
o el póstumo ‘Voyeur Amateur’ (2017).
Su líder, con un talento musical notable, no podía tardar en
aparecer de nuevo en escena. Y surge Leo Mateos en solitario. Un compositor que
como los buenos magos, preparan un número aún mejor que el anterior, pese a que
en el anterior no recibiera tantos aplausos. Mateos se presentaba en solitario
nada más arrancar este 2020 con “Valentino Envenenado”, un magnífico medio
tiempo. De esos que crean estela. Con historias malditas, asfixiantes. Con guitarras
que amanecen y oscurecen, y teclados envolventes.
Poco después estrenó dos nuevas canciones, “El Sacrificio de la
Reina” (el 31 de enero), que emerge en un riff con delay y distorsión y crece en
contenido para explotar en tu interior; “y
“Seres que brillan” (el 12 de febrero), la que menos me convence de la tríada,
pero con buenos contrapuntos vocales con los coros de Nieves Lázaro. Se
presentó en directo en la sala El Sol el jueves 13 de febrero, estuve allí y
recogí estas
impresiones.
“Valentino Envenenado” sigue la tradición nudozurdiana, esa
escuela infalible en crear ambientes decadentes y leves atmósferas noise que te
permiten flotar, pese a que la marea tira con resaca ¿Son los teclados o es la
voz gravitante de Mateos lo que atrapa? ¿O son esas historias fatales las que te
atrapan en esos tiempos que crecen a medio gas? Aunque la atmósfera se quede
anclada en una letanía, suena brillante. Los arreglos de teclados empujan la
sensación. Suena a Mateos escribiendo una de sus grandes canciones. “Ésta es la dirección / No, no pienso vivir / Ésta
es la dirección / No, estoy para ti / Ésta es la habitación / No, no pienso
sentir / Ésta es la habitación / Ésta es / Ésta es la dirección / Ésta es”,
canta al final. Sientes tu microcosmos. Y tal como
surge, se evade.
"Úrsula hay nieve en casa", del último disco de Nudozurdo pasa el testigo a "Valentino Envenenado".
"Mil Espejos", un clásico de Nudozurdo.
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