El árbol de la cultura.
La unión hace la fuerza.
1. INICIATIVAS
CULTURALES PARA EL VIVIR AISLADO
Hemos
sido testigos de infinidad de estímulos culturales como alimento necesario para
el alma y el espíritu en estos tiempos de incertidumbre, de muertes fulminantes
y desgarradoras, por la desprotección ante algo devastador contra el que no hay
vacuna, remedio inminente.
La
cultura ha sido alimento (vital, como lo es para muchos todos los días), muro
de contención, válvula de escape, escudo ante un panorama desolador. Hemos
presenciado materiales por doquier, ya fuera de la Compañía Nacional de Danza
(excelente esa Gods and Dogs de Jiří Kylián de la temporada 2017/18 en abierto),
de muchos museos (Reina Sofía, Thyssen, Prado, CA2M, La Casa Encendida,…) con
todo su material audiovisual (conferencias, talleres, exposiciones, etcétera),
de cómics disponibles (con la vuelta de El Víbora), o libros en formato digital
ofrecidos por las editoriales. Los gigantes audiovisuales (HBO, Netflix, Amazon
Prime Video) han crecido aún más, pero también otras plataformas. Ha habido
mucho concierto mediático en streaming con grandes nombres (One World Together).
E iniciativas más alternativas (Cuarentena Fest). La oferta ha sido extenuante.
Otro síntoma de la sensación de inmensidad y saturación del capitalismo.
Pero
vamos al lío. Ante toda la apabullante oferta cultural que se ha desarrollado
durante el confinamiento ha habido tres que me gustaría destacar, por su
carácter de resistencia y su espíritu activo.
Edu Bernal y Fede Nieto. Foto de Elisenda Pons (C).
Una
de ellas ya existía previamente desde 2018, lanzada por Edu Bernal y Fede
Nieto, pero creo que su contribución a la situación ha sido sanadora. Tiene a
la poesía como estandarte. Se llama Poesía de Emergencia.
Consiste en llamar a un número de teléfono y que te reciten un poema. Cuenta
con una red de voluntarios que colaboran con el proyecto. Conocí esta
iniciativa por un programa de radio, de la SER o de RNE. Lo cual aporta sintonía
y sincroniza con ese poder de la palabra. No deja de ser curioso que en tiempos
de rapidez, alguien busque la pausa, el momento, las palabras. La cercanía y la
compañía de la lírica. Llamé en mitad del confinamiento y me reconfortó
escuchar la voz de una mujer que me leía un poema de la gran poeta polaca Wisława Szymborska. La
lírica como salvación, como esperanza.
Otra
iniciativa vino por el azar. Casi me llegó de refilón. Y me animé enseguida al cineclub surgido por el colectivo la No Tertulia El Desmoche, con varios integrantes de la misma junto alguna persona de DeLaNota pusieron en marcha DaLaNota en El Desmoche. Una actividad que
nació como presencial pero que se adaptó a la situación y tomó su debate vía
chat. Me informó de primera mano uno de los organizadores, el gestor cultural y
periodista Ruben Caravaca. Me llamó la atención una temática enriquecedora,
vinculada con temas culturales, con su eje gravitando sobre la gestión cultural.
Proyecciones entorno a la música sobre la banda Esplendor Geométrico ('Geometría del Esplendor' (2016) de José Ramón da Cruz); el
proyecto musical del barrio de Kibera en Nairobi, la capital de Kenia ('Kibera Sauti' de Luis Lanchares, se puede ver en Filmin),
la historia de La Bohemia, histórico local de variedades del Raval barcelonés ('Yo soy así' (2000) de Sonia Herman Dolz); el
tren de la cultura chileno en la época de Allende ('El Tren Popular de la Cultura' (2015) de Carolina Espinoza, está dividido en tres partes en la web de rtve.es); recorrer la figura del
escritor y periodista argentino Salvador Benesdra ('Entre Gatos Universalmente Pardos' (2018) de Ariel Borenstein y Damián Finvarb); o el proyecto de baile y
cante de una escuela de flamenco en el barrio sevillano de las Tres Mil Viviendas (en el Polígono Sur) en el documental 'Alalá' (2016) de Remedios Malvárez; los picós
colombianos como tradición musical ('Picó: el documental' (2014) de Roberto de Zubiría y Sergio Zaraza); la figura del músico, editor discográfico, gestor,
recuperador de patrimonio, Joaquín Díaz ('Joaquín Díaz, palabras contra el olvido' (2015) de Inés Toharia Terán), entre otros. Un formato abierto dentro de las
limitaciones del canal de mensajería instantánea, y centrado en el género
documental pero que ha mostrado diversidad de universos y ha generado debates
constructivos.
Luego
surgió la #FiestaEscuchaDiscos,
escucha colectiva (cada uno desde su rincón del mundo con el formato que desee)
de un disco del panorama nacional. Iniciativa lanzada por el músico Nacho Ruiz,
(ex The Nine Stories, Alondra Bentley, director del sello Mont Ventoux) e
inspirada por el músico británico Tim Burguess (The Charlatans) quién lanzó la
misma iniciativa pero en inglés (bajo el hashtag #TimsTwitterListeningParty). Y
qué mejor que la escucha de un disco con los detalles, matices, anécdotas de la
grabación. Una escucha del disco al completo, otorgándole el protagonismo que
se merece. Generalmente esas escuchas colectivas han sido de lunes a jueves (o
viernes incluido) a las 19 horas con interacciones instantáneas en twitter con
los músicos como invitados. Ya han pasado clásicos como Coque Malla, Vetusta
Morla, Xoel López, Surfin’ Bichos, La Costa Brava, El Niño Gusano, Nosoträsh,
Pauline en la Playa, Niños Mutantes, también Triángulo de Amor Bizarro, Carolina
Durante, Cariño, Alondra Bentley o Marem Ladson entre otros. Y esta semana estarán
Los Punsetes, La Habitación Roja, Niños Mutantes y Rusos Blancos.
2. LA
REFLEXIÓN. EL PORQUÉ. MIRARSE. SENTIRSE. VERSE SIN EL OTRO. NOTAR LA DISTANCIA.
ACTUAR.
Este tiempo de aislamiento y urgencia sanitaria por un
problema de salud pública global nos ha hecho replantearnos muchas cosas. Sobre
el mundo en el que vivimos, los problemas que acarreamos como sociedad y las
consecuencias del daño que hemos causado en el ecosistema. También ha tocado la
esfera del intercambio social y menguado la convivencia que se ha visto
reducida a casi todo el mundo virtual, online, de redes sociales, de mensajería
instantánea. Perdiendo el vis a vis, el tacto, el abrazo. Muchos han recuperado
la llamada telefónica como vuelta al mundo antiguo sin notas de voz, memes, ni
reenvíos masivos de mensajes o de ‘stories’. Mirar a lo esencial ha servido de
alivio, o de angustia. Para reforzar o poner el foco en lo que nos edifica o
nos ilumina nuestro breve trayecto en este mundo.
Ese
sentido cuestionar, cuestionarse, cuestionarnos nunca viene mal para saber si
vamos bien o por lugares equivocados. Sirve, y mucho, parar, pausarse, detener
ese ritmo frenético que impone la economía de mercado. Este momento ha
demostrado que no estamos acostumbrados a replantearnos nuevas formas de vida,
de contacto, de conexión, de negocio, de supervivencia. Quizás sea más
importante que nunca ver qué hacemos y en qué contribuimos o aportamos. Qué es
importante, qué es secundario. Tenemos que consumir para ser.
Quería
comentaros una iniciativa surgida desde Palma de Mallorca en una red social. Un grupo de Facebook surgió el viernes
13 de marzo con ganas de mostrar cambios en estos meses de confinamiento y de
crisis sanitaria se creó el grupo “Este tiempo de los cuidados es una oportunidad
para…” que ha mutado recientemente “En
este nuevo tiempo de los cuidados me dispongo a…” que ha puesto el acento
en la acción. Señalando algunas vías o maneras de ir más lejos. “Experimentemos
qué significa contar la vida de forma no tóxica. Se trata no sólo de lenguaje o
de técnicas narrativas exclusivamente, sino de cultivar una mirada. He abierto
este espacio para que probemos a contar lo que nos sucede a tantos millones de
personas desde un lugar conectado con la vida. El inconsciente colectivo es
también un bien común, por eso merece la pena que lo cultivemos lejos del miedo
y del shock”, reza como motor, como
impulso. Iniciativa impulsada por la escritora y cineasta Martha Zein, ha sido
un espacio aglutinador de noticias positivas, constructivas, reflejo de las
acciones que abrían diálogos, vías de ayuda para avanzar, para crear vínculos y
red. Para sostenernos juntos. Y ver que podemos contribuir al cambio.
Desde luego que todo este tiempo ha servido para mirarse,
para mirar adentro, quién así ha tomado su tiempo. Para ver que todo se puede
desmoronar en un momento por un tema que trasciende nuestra propia
individualidad. Me quedo con todo eso. Pese a la inquietud laboral, a la
destrucción de empleo y de estabilidad, a la miseria que se aproxima como
mazazo social. Este tambaleo de las estructuras avisa que los oligopolios se fortalecerán,
que apoyarnos en lo público será una opción, pero no la salvación. Que necesitamos
buscar otras redes, otros apoyos que permitan una simbiosis, una fórmula en la
que todos ganemos. Cuidar los detalles, lo que nos hace sentir vivos. Y deshacernos
de lo superfluo, de lo que nos lastra en nuestro devenir. En ese sentido este
grupo, capitaneado por una ilustración de Miguel Brieva en los inicios del
confinamiento, ha sido una contendor de propuestas, iniciativas, recursos que
ayudan a salir de los efectos devastadores de una epidemia. Todo suma cuando
significa comunidad, apoyo, red.
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