NINE INCH NAILS
Ghosts
V: Together (The Null Corporation)
Ghosts VI: Locusts (The Null Corporation)
Fechas
de lanzamiento, martes 31 de marzo de 2020.
Hace 12 años que Trent Reznor publicó Ghosts I-IV (2008),
cuatro EPs con 9 piezas instrumentales cada uno. Era la primera incursión a la
música instrumental del músico estadounidense, dejando al lado los sonidos
industriales, la electrónica, el rock y los riffs.
Esta vertiente instrumental tiene sus inicios en canciones
como “Something I can never have” y en “A warm place”. Que luego derivó en una
influencia directa en la música para cine. Con la participación de Reznor en la
dirección artística de las bandas sonoras de las películas ‘Asesinos Natos’
(1994) de Oliver Stone y ‘Carretera Perdida’ (1997) de David Lynch, también
participó en la banda sonora de ‘El Cuervo’ (1994) con una versión del “Dead Souls” de Joy
Division. O el año pasado fue el responsable junto a Atticus Ros de la música
de la serie Watchmen.
Ghosts V: Together, con sus 8 piezas nos lleva a un universo
minimal, de recogimiento, como si más que estar junto a alguien, estuviéramos
juntos, pero con nosotros mismos, en una especie de conexión cuerpo y alma.
Algo que viene muy bien en estos tiempos de introspección, de encierro forzoso.
Reznor nos lleva por un mundo de atmósferas etéreas que inicia levemente en el
primer corte, “Letting go while holding on”. Practica y se imbuye en texturas
que buscan salirse de lo finito, jugando con las fronteras, ampliando sonidos,
melodías, efectos. Sumergirse en el universo Reznor es abrirse a nuevas
dimensiones. Encontramos la paz en “With faith”, con un loop que recuerda a una
especie de canto místico, un Om universal. Y es que el disco posee un halo
entre futurista y de ciencia ficción, Con mucho reverb, y acople. Con esos
cantos de industrias que aparecen en la lejanía de “Hope we can again”. Y se
cierra con la letanía de “Still right here”, canción que recoge a mitad de su 10
minutos el mayor momento de crescendo del disco a base de percusiones
electrónicas y guitarras, para fundirse en un final de calma continuum. Otra maravilla más de Reznor.
Atticus Ros y Trent Reznor, Nine Inch Nails.
De izquierda a derecha, Atticus Ros y Trent Reznor.
Los 15 cortes de ‘Ghosts VI: Locusts’ se inician con “The
cursed clock” que presenta el suspense en el piano y recorre lugares
recónditos, con el misterio del recién llegado. El disco va ganando en tensión
musical y en recursos, en alteraciones y efectos, guitarras y otros. La tensión
sigue en el piano y en las cuerdas de “When it happens (Don’t mind me)”. “The
Worriement” suena a score, a calma que se desvanece y transita hacia otro
estadio. La tensión y las percusiones de “Run like hell” contienen la esencia
de NIN pero contenida. Contiene samplers
cotidianos como el que aparece en “Another car crashed” que explora en esos
sonidos cotidianos (sonido de un tono telefónico, de una puerta, ventana u otro
mecanismo), sus anversos y sus reversos. Preciosas melodías como la de “Trust
Fades”. O los malos presagios de “A Really Bad Night”. Por el momento actual me
hace gracia (y cobra sentido) el título de la pieza “The New Normal”, que
recoge intriga, suspense, o un giro hacia lo insospechado. Música contemplativa,
con cierta cadencia opresiva (“Just Breathe”), que traza un trayecto hacia
rincones alejados y zonas sombrías. También convive cierta calma relativa con
cierto sofoco. El aislamiento personal y soledad laten. Pero entre tantos
obstáculos y sombras encuentras vida (como esos susurros en “Turn this off
please”). Al final en este álbum, en esta música, estás tú con tus
circunstancias, y sintonizas o no con esas atmósferas tan profundamente
personales y tan reveladoras de un futuro plausible, generadas en los albores
del minimalismo y de la tecnología punzante. Más Reznor en estado puro: siempre
sorprendente, a veces aterrador, a veces atronador, aquí aparece más como
destellos vitales que vienen a azuzarte (sea en la calma, en la reflexión, en
lo que nos rodea, en elementos discordantes, desconocidos). Música para no
conformarse con lo que nos muestran.
En definitiva, dos discos que te conducen por los suburbios
de las sensaciones, pero que tocan y transmiten la esencia, el corazón, el
centro, del universo de NIN y de Reznor.
Expanden la capacidad de crear sonidos, de atmósferas un tanto sucias,
saturadas de polución pero con la belleza que asoma por los arrabales del ser,
por los rincones a veces invisibles. En un concepto que define muy bien los
parámetros musicales de Reznor: sus inquietudes más latentes que muestran las
posibilidades de la tecnología, sus miedos, su desconfianza en la humanidad,
pero su capacidad para buscar la belleza y el asombro en los sitios más
insospechados. En cuanto al talante, quizás más contenido pero no por ello
menos aguerrido, menos guitarrero, sin apenas elementos de percusión. Discos que
te ilustran otras realidades. Los dos discos se pueden escuchar en todas las
plataformas de ‘streaming’ o se pueden descargar gratuitamente en su web https://www.nin.com/.
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