jueves, 14 de mayo de 2020

MÚSICA / #NovedadesConfinadas #NovedadesDiscográficas NINE INCH NAILS Ghosts V: Together y Ghosts VI: Locusts






NINE INCH NAILS
         Ghosts V: Together (The Null Corporation)
         Ghosts VI: Locusts (The Null Corporation)
         Fechas de lanzamiento, martes 31 de marzo de 2020.

         Hace 12 años que Trent Reznor publicó Ghosts I-IV (2008), cuatro EPs con 9 piezas instrumentales cada uno. Era la primera incursión a la música instrumental del músico estadounidense, dejando al lado los sonidos industriales, la electrónica, el rock y los riffs.

         Esta vertiente instrumental tiene sus inicios en canciones como “Something I can never have” y en “A warm place”. Que luego derivó en una influencia directa en la música para cine. Con la participación de Reznor en la dirección artística de las bandas sonoras de las películas ‘Asesinos Natos’ (1994) de Oliver Stone y ‘Carretera Perdida’ (1997) de David Lynch, también participó en la banda sonora de ‘El Cuervo’ (1994)  con una versión del “Dead Souls” de Joy Division. O el año pasado fue el responsable junto a Atticus Ros de la música de la serie Watchmen.

         Ghosts V: Together, con sus 8 piezas nos lleva a un universo minimal, de recogimiento, como si más que estar junto a alguien, estuviéramos juntos, pero con nosotros mismos, en una especie de conexión cuerpo y alma. Algo que viene muy bien en estos tiempos de introspección, de encierro forzoso. Reznor nos lleva por un mundo de atmósferas etéreas que inicia levemente en el primer corte, “Letting go while holding on”. Practica y se imbuye en texturas que buscan salirse de lo finito, jugando con las fronteras, ampliando sonidos, melodías, efectos. Sumergirse en el universo Reznor es abrirse a nuevas dimensiones. Encontramos la paz en “With faith”, con un loop que recuerda a una especie de canto místico, un Om universal. Y es que el disco posee un halo entre futurista y de ciencia ficción, Con mucho reverb, y acople. Con esos cantos de industrias que aparecen en la lejanía de “Hope we can again”. Y se cierra con la letanía de “Still right here”, canción que recoge a mitad de su 10 minutos el mayor momento de crescendo del disco a base de percusiones electrónicas y guitarras, para fundirse en un final de calma continuum. Otra maravilla más de Reznor.



Atticus Ros y Trent Reznor, Nine Inch Nails.



De izquierda a derecha, Atticus Ros y Trent Reznor.


         Los 15 cortes de ‘Ghosts VI: Locusts’ se inician con “The cursed clock” que presenta el suspense en el piano y recorre lugares recónditos, con el misterio del recién llegado. El disco va ganando en tensión musical y en recursos, en alteraciones y efectos, guitarras y otros. La tensión sigue en el piano y en las cuerdas de “When it happens (Don’t mind me)”. “The Worriement” suena a score, a calma que se desvanece y transita hacia otro estadio. La tensión y las percusiones de “Run like hell” contienen la esencia de NIN pero contenida. Contiene  samplers cotidianos como el que aparece en “Another car crashed” que explora en esos sonidos cotidianos (sonido de un tono telefónico, de una puerta, ventana u otro mecanismo), sus anversos y sus reversos. Preciosas melodías como la de “Trust Fades”. O los malos presagios de “A Really Bad Night”. Por el momento actual me hace gracia (y cobra sentido) el título de la pieza “The New Normal”, que recoge intriga, suspense, o un giro hacia lo insospechado. Música contemplativa, con cierta cadencia opresiva (“Just Breathe”), que traza un trayecto hacia rincones alejados y zonas sombrías. También convive cierta calma relativa con cierto sofoco. El aislamiento personal y soledad laten. Pero entre tantos obstáculos y sombras encuentras vida (como esos susurros en “Turn this off please”). Al final en este álbum, en esta música, estás tú con tus circunstancias, y sintonizas o no con esas atmósferas tan profundamente personales y tan reveladoras de un futuro plausible, generadas en los albores del minimalismo y de la tecnología punzante. Más Reznor en estado puro: siempre sorprendente, a veces aterrador, a veces atronador, aquí aparece más como destellos vitales que vienen a azuzarte (sea en la calma, en la reflexión, en lo que nos rodea, en elementos discordantes, desconocidos). Música para no conformarse con lo que nos muestran.

         En definitiva, dos discos que te conducen por los suburbios de las sensaciones, pero que tocan y transmiten la esencia, el corazón, el centro,  del universo de NIN y de Reznor. Expanden la capacidad de crear sonidos, de atmósferas un tanto sucias, saturadas de polución pero con la belleza que asoma por los arrabales del ser, por los rincones a veces invisibles. En un concepto que define muy bien los parámetros musicales de Reznor: sus inquietudes más latentes que muestran las posibilidades de la tecnología, sus miedos, su desconfianza en la humanidad, pero su capacidad para buscar la belleza y el asombro en los sitios más insospechados. En cuanto al talante, quizás más contenido pero no por ello menos aguerrido, menos guitarrero, sin apenas elementos de percusión. Discos que te ilustran otras realidades. Los dos discos se pueden escuchar en todas las plataformas de ‘streaming’ o se pueden descargar gratuitamente en su web https://www.nin.com/.






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