LA GRACIA
“El día de San Jamás”
Publicado el viernes 24
de abril en las plataformas de streaming y a la venta.
Editado por Lago / Cráter.
LA VIDA EN VENA
La Gracia es una
de las primeras bandas que forman parte del sello Lago / Cráter (junto a Calavera, Mvgre y Carrera)
dirigido por el argentino Manuel Mertel. “El día de San Jamás” es el adelanto
del primer EP de La Gracia, nuevo
proyecto de Jordi Jiménez (Los Claveles,
Coraje, Escuela Moderna) y Chema González (Los Punsetes) al que se les ha unido Roberto Martín al bajo (Fabuloso
Combo Espectro). La Gracia suena a revulsivo, “lejos del cinismo, la
impostura y el egocentrismo” vienen a hacer canciones con cierta “contundencia, instinto melódico,
emoción y entrañas. Ajenos a modas y con sentido del humor”.
“El
día de San Jamás” suena a época de crisis personal, a desencanto, a canción
maldita de tiempos oscuros, a estar de vuelta de todo, a dejarse llevar por las
vísceras. Tiene pegada y la estructura de las canciones trepidantes de garage o
del rock de la nueva ola. Intuyo reminiscencias de Television, Alex Chilton,
The Replacements, The Only Ones, The Soft Boys, o de 091
incluso del power pop de La Granja. La portada del single es obra de Olaf
Ladousse, también responsable del arte del EP, y el videoclip está realizado
por Javier F. Gorostiza (DART, Fario, Parquesvr) basado en fotos de la España
vaciada hechas por el propio Jordi.
Una canción que
reconoce que “la suerte está echada (en un descampado)”. Todo surge “fruto de la
soledad y de reflexiones sobre la fragilidad del ser, en un momento bastante
delicado de mi vida” reconoce el propio Jordi. Se intuye la batalla interna, la
rabia, las ganas de mandarlo todo a la mierda. Cuando la realidad impone su
verdad implacable y no deja margen de maniobra. Impotencia y frustración.
Qué fácil es
llegar a la raíz de “El día de San Jamás” cuando has vivido momentos chungos, cuando
has experimentado esas sensaciones, esas derrotas. La producción de Paco Loco capta
toda la fiereza de la canción y el sentimiento mordiente. Sonido crudo y
afilado, para estampas de los reveses vitales. Una canción que sin quererlo se
convierte en un himno de resistencia frente a la precariedad, sobrevivir como
acto único, porque perecer sería demasiado fácil.
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