martes, 30 de junio de 2020

CÓMIC / NOVELA GRÁFICA 'LA VIDA ES BUENA SI NO TE RINDES' SETH






LA VIDA ES BUENA SI NO TE RINDES
SETH
Traducción de Esther Cruz Sanataella
Original de 1993, editado originalmente por Sins entido. Su última edición en castellano es de Salamandra Graphic en 2017

         LA PASIÓN SEGÚN SETH
         Descubrí a Seth, nacido en 1962 Gregory Gallant, por azar hará una década, más o menos. Fue con esta obra, ‘La vida es buena si no te rindes’ (1996). Di con él en alguna libre asociación de ideas, libros, referencias. Benditas bibliotecas. Cuánto agradezco su existencia porque completan la pequeña y limitada biblioteca personal. Aunque también agradezco a mi padre su pasión literaria y su afán por construir una excelente biblioteca. Pero lo suyo no eran los cómics. Luego vinieron otros (‘Clyde Fans’, ‘Wimbledon Green’ entre otros) y aterrizó George Sprott (2009) en mis manos.

         Seth estudió en la escuela de artes de Ontario, en Toronto. El primer trabajo publicado como ilustrador fue para la serie Mister X para la editorial Vortex Comics, pero pronto pasó a realizar su propia serie, Palooka-ville (publicada por Drawn and Quarterly), en un momento en que en Canadá se vivía un relativo auge de mini-tebeos alternativos. Pertenece a una generación de dibujantes de cómic que reinventaron el cómic moderno llevándolo hacia la autoficción, contando sus devaneos vitales, sus pasiones. Entre sus amigos dibujantes están Chester Brown y Joe Matt.

         “La vida es buena si no te rindes” muestra las pasiones de Seth. Ese hombre fascinado por los dibujantes y viñetistas del pasado. De hecho el motor de este cómic es la búsqueda del ilustrador Kalo que quedó en el olvido: una carrera fallida, interrumpida pese a hitos como publicar en el The New Yorker, Esquire entre otros. Seth se presenta como un hombre elegante de los años 40-50 con sombrero y traje, amante de lo antiguo, de lo viejo. Asiduo de librerías de viejo, de los vinilos de hasta 78 rpm. Confiesa a su amigo Chet sus problemas para tener una relación, va a visitar a su madre y su hermano. Su vida discurre entre chicas con las que surge la atracción pero con las que misteriosamente rompe el lazo ¿El miedo? Tal vez. Se trata de un neurótico de libro, al estilo Woody Allen. Su mirada capta lo vetusto, en su pasión por lo viejo, pero conecta con la historia. Con las artes más antiguas. Rechaza o esquiva la tecnología. Viaja en tren. Utiliza las cabinas. Aunque la historia se inscribe en una época previa a la explosión de la tecnología móvil. Conoce personajes. Vive sus historias con la cadencia propia del tiempo. Investiga. Y llega al vilo de las cosas.

‘La vida es buena si no te rindes’ dice mucho de esos creadores desapercibidos como Kallo, que sacrifican su carrera profesional por su familia. O abandonan su arte por la vida terrenal, por sobrevivir. Me gusta ese homenaje hacia las personas que se han merecido mayor atención y que por unos factores u otros, la maldita coyuntura o ese ‘estar en el sitio adecuado y en el momento oportuno’. Esta novela gráfica transmite humanidad, los quebraderos de cabeza de Seth, pero un amor por la vida en las pequeñas cosas, por la historia, por el pasado, por los relatos. Y más en la raíz me transmite otro mensaje tan sencillo como éste: Haz lo que te apasiona. Sólo eso te salvará.

*Hace una semana me enteré por Álex Serrano de una reseña muy dura sobre el libro Ventiladores Clyde editado en 2019 por Seth. Es del blog Womens Write About Comics, y lo tilda de ‘basura racista’. No he leído aún ‘Ventiladores Clyde’ así que no puedo opinar. Pero estas críticas vehementes, categóricas y que parecen mostrar cierta superioridad moral, me espantan. Creo que no todo es blanco ni negro. Me parece que el mundo necesita que baje el nivel de tensión y rabia, sin dejar de decir las cosas. Pero no de cualquier manera.

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