Foto de Jess Cornelius en 2018 por Rachael P. Cassells.
JESS CORNELIUS
Publicado el martes 23
de junio en las plataformas de streaming y a la venta. Incluido en el disco ‘Distance’
publicado el viernes 24 de julio de 2020.
Editado por Part Time
Records (Australia / Nueva Zelanda), Loantaka Records (USA).
LA VIDA COMO SUPERACIÓN
Descubrí
a Jess Cornelius hace unas semanas
gracias a una melómana de pro como Blanca Orcasitas (conocida como dj Blanca
dB), y me sorprendió gratamente por su capacidad compositiva, su voz y sus
canciones que son perfectos revulsivos para superar escollos y dejar pasar la
luz a tu vida. Esta neozelandesa, nacida en Wellington, se mudó a Melbourne y
monto la banda Teeth & Tongue,
que editó cuatro discos entre 2008 y 2016. Cuando la banda se disolvió se fue a
vivir a Los Ángeles. Allí, ya en solitario publicó en 2017 ‘Nothing is Lost’, un
EP de 5 canciones publicado en el sello Dot Dash/Remote Control, en la que
sobresalía una espléndida balada demoledora “Love and Low Self Esteem”, que
recupera para cerrar ‘Distance’.
De
‘Distance’, su primer disco en solitario publicado hace unos días, escuché antes sus cuatro sencillos de
anticipo: un medio tiempo como “No Difference” donde trata de sacar energía
para seguir adelante, un medio tiempo rock como “Kitchen Floor” donde duele la
pérdida a través de las estancias de una casa, “Here Goes Nothing y “Body
Memory”. Pero el disco entero es un canto a la supervivencia. El amor se cuestiona
tanto que ciega, como al final de “Palm Trees” desprende pura belleza épica. Un
disco completo donde la soledad sobrevive, el desamor se alza pese al desaliento.
“Banging in my head” me
recuerda a un cruce entre Weyes Blood
y PJ Harvey.
“Body
Memory” tiene una letra peliaguda. Que habla sobre la pérdida de un hijo, en
un embarazo. Y la memoria que crea en el cuerpo sobre esa experiencia. Aprendizaje
duro, como la vida misma ¿El amor del otro como salvación? En el fondo darte
cuenta que eres tú mismo quién te tienes. Que esa es una verdad real y que es
suficiente. El videoclip es ilustrativo. Con la propia Jess Cornelius
embarazada con chándal corriendo por una zona desértica y solitaria. La música synth
pop de la canción enlaza con “Turn, Turn, Turn” (o incluso con “Do Harm”) de
Teeth & Tongue de su disco póstumo de 2016, y me recuerda el “1979” de The Smashing Pumpkins pero en un cariz más trágico. La vida como superación. La
música como salvación.
Foto de Jess Cornelius en 2020, por Rachael Pony Cassells
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