JORDI
MARANGES
“The Rhythm of the Night”
Single
publicado digitalmente el jueves 1 de octubre de 2020 en soundcloud.
Autoeditado.
Escucha a Jordi Maranges aquí.
LA
DECADENCIA DE LA FIESTA
Quizás uno de los efectos más positivos de esta pandemia ha
sido la reflexión interior. El hecho que cada uno ha tenido que volcarse en su
pasión, en su rincón creativo para hacer la existencia soportable. El músico
mallorquín Jordi Maranges se encuentra
pletórico creativamente. Si a finales de agosto publicó en digital su nuevo
sencillo, “Sentimental” una bomba electrónica y bailable. Ahora se atreve con
una versión del clásico del eurodisco
de los 90, “The Rhythm of the Night” de Corona.
Y lo deconstruye con maestría, manteniendo toda su esencia, pero quitándole ese
halo de fiesta y extenuación, extrayendo el barniz barato de hedonismo por
doquier. Porque debajo de esa capa, hay desolación, crisis, pobreza y
decadencia.
Recuerdo haber bailado la canción original muchas veces en la discoteca. Este clásico de 1993 fue de las canciones antológicas que retrataron esa época. En un momento en que el bakalao había llegado a su apogeo para iniciar su declive. “La imagen mental que tenía era del fin de una época. Este hit dance tiraba del engaño momentáneo de éxtasis, contenía en su interior el desastre dentro de la canción, como anunciando la muerte de la fiesta. Ésta como “What is Love” de Haddaway. Para mí son himnos poligoneros trágicos. Existencialismo proletario. La ruta del bakalao. La crisis post 92. Gente pidiendo en los semáforos. Las niñas de Alcàsser. Y de fondo “The Rhythm of the Night” como la banda sonora original. Todo cuadra”, nos confiesa Jordi. Le pasa también con canciones archiconocidas como el “Dancing Queen” de Abba, que tras la apariencia de reina esconde el mazazo del fracaso. La versión de Jordi Maranges es grandiosa, porque aporta algo nuevo. La lleva a su terreno, pero mantiene la estructura y la grandeza inmediata del original. Maranges juega con su sabiduría crooner y entre el teclado y los efectos grandilocuentes de tragedia y apocalipsis crean una balada triste bakala, o una canción de drama and destrucción. Magistral.
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