miércoles, 30 de septiembre de 2020

ARTE / EXPOSICIONES / FOTOGRAFÍA MIGUEL TRILLO

 

ARTE / EXPOSICIONES / FOTOGRAFÍA












        

“SALIR, BEBER, EL ROLLO DE SIEMPRE”.

LAS TRIBUS URBANAS DE LOS 80 Y 90.

 

‘MIGUEL TRILLO. La primera movida’

Hasta el 25 de octubre de 2020.

Organiza archivo Lafuente, PHotoEspaña y Círculo de Bellas Artes.

Círculo de Bellas Artes.

Sala Goya.

C/ Marqués de Casa Riera, 2

<M> Banco de España

Martes a domingos de 11 a 14 horas y de 17 a 21 horas.

Cierra los lunes.

 

‘MIGUEL TRILLO, la calle como escenario’

Comisaria Ana Berruguete

La Fábrica

C/ Alameda, 9

<M> Estación del Arte

Lunes a sábados de 12 a 20 horas.

Cierra los domingos.

 

+ info en su web

 

El fotógrafo gaditano Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, Cádiz, 1953) cuenta con un largo recorrido como fotógrafo. Tiene un don especial para retratar a la gente en su contexto, en su entorno. Y captar el punto especial de cada persona. Haciendo de esa instantánea algo mágico. Ahora mismo se puede disfrutar de dos exposiciones de Trillo, gracias a la programación de PHotoEspaña. La primera se inauguró a finales del pasado mes de julio, en el Círculo de Bellas Artes (CBA) y muestra fotografías incluidas en tres de los primeros fanzines fotográficos, Rockockó (1980-1984), Callejones y avenidas (1985-1987) y Madrid, las calles del ritmo (1988). En Rockockó plasmaba público de conciertos y algunas bandas antológicas como Los Elegantes, Parálisis Permanente, Alaska y los Pegamoides o Los Rebeldes entre otras bandas. Pero los principales protagonistas son los anónimos que aparecen, de las distintas tribus urbanas de aquel momento: punks, mods, rockers, modernos y siniestros, nuevos románticos, heavies, teddy boys, amantes de la electrónica, etcétera.

Trillo a finales de los 70 quería comenzar a colaborar en alguna revista conocidas de la época pero vistas las dificultades para entrar en el engranaje, creó su propio fanzine ‘Rockocó’, que era “un homenaje silencioso a unas vidas empapadas de las músicas de su tiempo” según explica. Y que distribuía por tiendas, salas de concierto o vendía en el Rastro. Rockocó agrupaba las fotos en bloques temáticos, por tribus urbanas. También incluía fotos de algunas bandas pero cada vez el protagonista iba siendo el público de esos conciertos o garitos. Luego vino “Callejones y Avenidas” a mayor tamaño (hechas con fotos de formato medio), fotos cuadradas más libres y amplias en públicos (ya no sólo el musical, sino también el fotográfico) y cobra protagonismo su nombre apareciendo en portada.




La exposición de La Fábrica recoge otras fotos aunque repite alguna del CBA. Y nos ilustra sobre la juventud de esa época, sobre las tribus urbanas emergentes, el hip-hop, el ambiente gay. Es una selección de fotos a gran tamaño que ya presentó como ‘Recuento’ en 2001 en el Photomuseum de Zarautz. Son “retratos de calle, recuento de una teatralidad espontánea donde no hay personajes, sino vivencias. Vidas de personas tocadas por la música en su propio territorio convertido en escenario” explica Trillo. De la fotografía de Trillo nos cautiva la complicidad que consigue con el protagonista o protagonistas de sus instantáneas. Nos ilustra una época, nos transmite los cambios latentes de aquellos años a través de las pintas de los jóvenes saliendo de marcha, yendo a conciertos. Ambas exposiciones hurgan en el pasado.  “El pozo del tiempo, cuando se remueve, produce unos grumos a veces mágicos. La fotografía es un bonito remedio de la vida”, subraya Trillo. Un retratista que ya en los 90 pasó al color, y que sigue indagando en el universo humano. Ya sea con su proyecto ‘Zoom’ (jóvenes inmigrantes -en conciertos y discotecas- reproducidos en tarjetas telefónicas) o ‘Gigasiápolis’ (actitudes de la cultura juvenil surgida en las megaciudades del continente asiático). La realidad está ahí para plasmarla.


 

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