ARTE
/ EXPOSICIONES / FOTOGRAFÍA
“SALIR, BEBER, EL ROLLO DE SIEMPRE”.
LAS TRIBUS URBANAS DE LOS 80 Y 90.
‘MIGUEL TRILLO. La primera movida’
Hasta el 25 de octubre de 2020.
Organiza archivo
Lafuente, PHotoEspaña y Círculo de Bellas Artes.
Sala Goya.
C/ Marqués de Casa Riera, 2
<M> Banco de España
Martes a domingos de 11 a 14 horas y de 17
a 21 horas.
Cierra los lunes.
‘MIGUEL TRILLO, la calle como escenario’
Comisaria Ana Berruguete
C/ Alameda, 9
<M> Estación del Arte
Lunes a sábados de 12 a 20 horas.
Cierra los domingos.
+ info en su web
El
fotógrafo gaditano Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, Cádiz, 1953) cuenta
con un largo recorrido como fotógrafo. Tiene un don especial para retratar a la
gente en su contexto, en su entorno. Y captar el punto especial de cada
persona. Haciendo de esa instantánea algo mágico. Ahora mismo se puede
disfrutar de dos exposiciones de Trillo, gracias a la programación de
PHotoEspaña. La primera se inauguró a finales del pasado mes de julio, en el
Círculo de Bellas Artes (CBA) y muestra fotografías incluidas en tres de los
primeros fanzines fotográficos, Rockockó
(1980-1984), Callejones y avenidas
(1985-1987) y Madrid, las calles del
ritmo (1988). En Rockockó plasmaba público de conciertos y algunas bandas
antológicas como Los Elegantes, Parálisis Permanente, Alaska y los Pegamoides o
Los Rebeldes entre otras bandas. Pero los principales protagonistas son los
anónimos que aparecen, de las distintas tribus urbanas de aquel momento: punks,
mods, rockers, modernos y siniestros, nuevos románticos, heavies, teddy boys,
amantes de la electrónica, etcétera.
Trillo
a finales de los 70 quería comenzar a colaborar en alguna revista conocidas de
la época pero vistas las dificultades para entrar en el engranaje, creó su
propio fanzine ‘Rockocó’, que era “un homenaje silencioso a unas vidas empapadas
de las músicas de su tiempo” según explica. Y que distribuía por tiendas, salas
de concierto o vendía en el Rastro. Rockocó agrupaba las fotos en bloques
temáticos, por tribus urbanas. También incluía fotos de algunas bandas pero cada
vez el protagonista iba siendo el público de esos conciertos o garitos. Luego
vino “Callejones y Avenidas” a mayor tamaño (hechas con fotos de formato medio),
fotos cuadradas más libres y amplias en públicos (ya no sólo el musical, sino
también el fotográfico) y cobra protagonismo su nombre apareciendo en portada.
La
exposición de La Fábrica recoge otras fotos aunque repite alguna del CBA. Y nos
ilustra sobre la juventud de esa época, sobre las tribus urbanas emergentes, el
hip-hop, el ambiente gay. Es una selección de fotos a gran tamaño que ya
presentó como ‘Recuento’ en 2001 en el Photomuseum de Zarautz. Son “retratos de
calle, recuento de una teatralidad espontánea donde no hay personajes, sino
vivencias. Vidas de personas tocadas por la música en su propio territorio
convertido en escenario” explica Trillo. De la fotografía de Trillo nos cautiva
la complicidad que consigue con el protagonista o protagonistas de sus
instantáneas. Nos ilustra una época, nos transmite los cambios latentes de
aquellos años a través de las pintas de los jóvenes saliendo de marcha, yendo a
conciertos. Ambas exposiciones hurgan en el pasado. “El pozo del tiempo, cuando se remueve,
produce unos grumos a veces mágicos. La fotografía es un bonito remedio de la
vida”, subraya Trillo. Un retratista que ya en los 90 pasó al color, y que
sigue indagando en el universo humano. Ya sea con su proyecto ‘Zoom’ (jóvenes
inmigrantes -en conciertos y discotecas- reproducidos en tarjetas telefónicas)
o ‘Gigasiápolis’ (actitudes de la cultura juvenil surgida en las
megaciudades del continente asiático). La realidad está ahí para
plasmarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario